Al igual que los fenómenos naturales, los fenómenos sociales son convulsivos y evolutivos. Y la historia nos dice que estas alteraciones sociales se dan por factores como que los vicios y excesos de poder de los dominantes han originado un malestar y hartazgo social, además de que se les han agotado las fórmulas de dominio y desgastado los instrumentos de sometimiento.
Por su parte, los dominados se han desarrollado desde la perspectiva demográfica y de la formación intelectual que aporta el discernimiento y a la vez hace surgir la capacidad crítica que permite la emancipación del dominio de pensamiento. Y es ahí donde se da esa presión atmosférica que genera esa fuerza de la superficie, la cual ejerce esos vientos ciclónicos de cambio que forman toda una atmósfera impactante en lo terrenal, desencadenando esa liberación de energía acumulada. Y, de esa manera, se produce la disrupción con el statu quo y empieza un reacomodamiento de las placas tectónicas de la sociedad para solidificar lo que el régimen anterior socavó en detrimento del bienestar comunitario.
Pero gran parte de la historia es cíclica, sobretodo en sociedades que no toman conciencia de sus procesos históricos, repitiendo los mismos vicios que detonó el malestar y hartazgo social.
Los acontecimientos de nuestra Independencia y de la Revolución mexicana son un nítido paradigma de ello. Cuando ya no hay guerras, cuando ya no existe la necesidad de confrontar los ideales progresistas con los del establishment, pero sobretodo cuando se permite la seducción por las mieles del poder, los insurrectos ganadores aburguesan sus ánimos revolucionarios, institucionalizándose con los viejos modelos que combatieron, y establecen cotos de poder.
Es entonces que surge una nueva élite alejada de las necesidades de los dominados, tomando decisiones con los círculos más cercanos entre ellos, con beneficios abundantes para los propios y sólo migajas y exclusión de las masas en la toma de decisiones, que cada vez se dan de manera más pronunciada, controlados esencialmente por medio de la economía y el sustento, reforzando ese control con imposiciones culturales y coercitivas.
El movimiento telúrico electoral del 2018 en Sonora, como en la mayor parte del país, erigió a Morena como el canalizador de todo ese hartazgo social. A mi juicio, este partido cuenta con la mejor militancia por esa base sólida de simpatizantes a quienes los caracteriza un espíritu libre y progresista, con un gran sentido de la responsabilidad de ser la conciencia política y custodios de la ideología del partido y del régimen. Sin embargo, su dirigencia y sus círculos cercanos (los cotos de poder) empiezan a aburguesarse y a tomar el rumbo del reciclaje histórico, tratando de imponer un analfabetismo político (imposición cultural) para facilitar la instauración del viejo modelo de verticalidad priista para un eficiente dominio sobre la base militante.
La formación de “nuevos” cuadros es a la vieja usanza, reclutando militancia en los sectores económicamente vulnerables, no a través de la capacitación política y cultural sino con las mismas dádivas y promesas de la vieja apestosa cultura de la politiquería. Formando comités, y quien forma más comités genera más poder, ponderando lo cuantitativo sobre lo cualitativo. El instituto de formación política es una navegación sin brújula que se ha convertido en un club de charlas sobre acontecimientos políticos e históricos entre la militancia más politizada; es decir, es nula la formación de una nueva cultura politizada en los recientes cuadros y en los sectores que están más desprovistos de educación política.
Los liderazgos en las dirigencias tanto estatal como municipales no han sido construidos y ganados, sino puestos e impuestos, y han creado una simbiosis de complicidad dominante con gobiernos municipales emanados de Morena, solapando acciones de gatopardismo con los recursos del erario.
Maquiavelo planteaba que la forma de llegar al poder sellaba su ejercicio; es decir, heredar el reino no es lo mismo que ganarlo, seguir las reglas convencionales no es lo mismo que romperlas. En ese sentido los dirigentes de Morena en Sonora parecen estar cumpliendo con esa condena de Maquiavelo al ejercer sus cargos de manera poco democrática, no obedeciendo a los verdaderos intereses ciudadanos de su militancia, sino a quien les otorgó ese poder, y atendiendo los intereses cupulares del partido, ejerciendo las vetustas prácticas del quid pro quo.
Los representantes de Morena tanto en cabildos (regidores) como en el legislativo (diputados) han sido pusilánimes e incapaces de ser agentes de cambio de la 4T, los han sometido tanto alcaldes como el ejecutivo del estado, respectivamente, en algunos de los casos, en otros simplemente se han entregado a los cotos de poder.
Por otro lado, a una parte de la militancia que ostenta cargos públicos se les ha posicionado la mentalidad chambista que les impide alzar la voz, porque priorizan la ambición del «éxito» profesional y económico a corto plazo que los hace cómplices, sin diferenciarse de las prácticas anquilosadas por administraciones priistas, panistas y perredistas. Y así, todo lo que nos han dicho los grandes pensadores, desde Aristóteles, pasando por Spinoza y Savater, sobre la ética ahora les resulta una utopía romántica que no sirve de nada, porque no les dará de comer. Posiblemente no comamos de la ética, pero el carecer o prescindir de ella sí ha quitado y sigue quitando a mucha gente lo de comer.
A pesar de todo esto, hay mucho espacio para dar el golpe de timón y reconsiderar el rumbo. Morena aún se encuentra en el proceso en que las placas tectónicas siguen en movimiento en busca de la consolidación del terreno político y social. El papel que juegue la resistencia ética de la militancia consciente y responsable, principalmente en el contrapeso a las dirigencias, será fundamental para la recomposición
El dominado que ahora ostenta el poder (Morena) se encuentra ante la gran disyuntiva de convertirse en dominante o en buen gobierno, y un buen gobierno es ser estrictamente todo lo que significa el servicio público en su más simple definición.
Edificar sobre las mismas bases de lo que el sismo social y electoral derrumbó será un burdo reciclaje histórico de nuestro cáncer social, lo cual vaticinará un nuevo terremoto sociopolítico.
Aarón Tapia. Periodista conductor del programa de radio
La Tertulia Polaca en La Voz Del Pitic 88.1 fm
y colaborador de análisis político en el noticiero
Titulares de Radio Fórmula Sonora.
Twitter: @Naranjero75