La imagen perturbadora de los salvadoreños que murieron cruzando el Río Bravo; los constantes intentos del ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, por devolver barcos que buscan rescatar inmigrantes; el crecimiento del discurso antiinmigrante en Europa; las repetidas amenazas de Donald Trump hacia México; Salvini y la Lega llegando casi al 40 por ciento de preferencia electoral; la victoria demócrata en EU, remota frente a una base trumpista que no se mueve; la socialdemocracia danesa ganando las últimas elecciones con un discurso proteccionista en lo económico y restrictivo en el tema migratorio, cuando la socialdemocracia de la Tercera Vía se había dedicado a predicar lo contrario.
Devorados por lo ‘políticamente correcto’, la mayoría de las fuerzas de ese conglomerado diverso que solemos llamar ‘izquierda’ promueve la libre circulación de las personas, privilegiando la agenda neoliberal inclusive sin darse cuenta, sin preguntarse antes a qué intereses sirve una libre circulación de la mano de obra. Difícilmente podríamos ubicar en la derecha a Chantal Mouffe y a Wolfang Streeck. Sin embargo, no están a favor de esta libre circulación:
“Soy crítica de los no-border: la ilusión del neoliberalismo es exactamente esa, una circulación ilimitada del capital y del trabajo. ¿Dónde van a poder ejercer sus derechos democráticos los ciudadanos? En ninguna parte. Eso es el sueño del neoliberalismo: acabar con la traba de la soberanía popular”1.
“La ideología neoliberal apoya y promueve la inmigración en el nombre de los derechos humanos y la libertad individual, sabiendo que proporciona a los empleadores de los países receptores una mano de obra (casi) ilimitada. La diversidad étnica es bienvenida no sólo por la clase media liberal, sino por los empleadores. Ellos desean trabajadores dóciles, los cuales están agradecidos de estar ahí y ansiosos de evitar una posible deportación”2.
Para cualquier migrante es más complicado defender sus derechos laborales que para un ‘trabajador nativo’. Sin embargo, la defensa de estos últimos se deslegitima cuando son articulados por movimientos y partidos xenófobos y racistas. Esa es la intención del orden neoliberal: poner a pelear al último contra el penúltimo, provocando una división entre los mismos trabajadores.
En un corto plazo, dada su necesidad, recibir a los inmigrantes responde a un mínimo de valores humanitarios. No obstante, es pertinente que la integración ocurra en términos distintos a los actuales. Es en el mediano y en el largo plazo que el Plan de Desarrollo Integral para Centroamérica cobra relevancia, pues antepone el derecho a no migrar, el derecho de las personas a ser felices en su tierra, con sus orígenes, donde están sus familiares y amigos, a poder desarrollar la vida en su país, sobre el derecho a migrar, como dice el presidente López Obrador: “la migración dejará de ser por necesidad para convertirse en una opción”. Hacia allá apunta el Plan de Desarrollo.
NOTAS
2 Wolfang Streeck (2017), How capitalism will end? Verso. Londres, Reino Unido. P. 26.
Alejandro Moreno Hernández. Licenciado en Geografía,
UNAM-Universidad de Hamburgo. Primer lugar
del Concurso Nacional de Tesis (2017), por la Sociedad Mexicana
de Estudios Electorales. Estudia la maestría en Ciencia Política
en la Universidad de Essex.
Twitter: @alexmrhdz