Ganar el relato

Ganar el relato

La política italiana se ha caracterizado por la poca duración de sus gobiernos. El gobierno de coalición entre la Lega y Movimento 5 Stelle terminó tras poco más de año y medio: una combinación muy rara que juntó a uno de las derechas más radicales de Europa con un partido (M5S) que mantiene una posición ideológica sumamente ambigua.

El único que ha logrado acabar un periodo legislativo entero en la era post-Mussolini ha sido Silvio Berlusconi. Fue Silvio quien a través de sus medios de comunicación exacerbó el odio a la inmigración. Si bien es cierto que nunca fue altamente debatido el tema en el parlamento italiano durante sus años en el gobierno, los prejuicios hacia los extranjeros empezaron a florecer en la televisión berlusconiana. Como bien apunta Conversi1, fue esta degradación cultural, debido a la cual las películas italianas dejaron de transmitirse y en su lugar hubo una americanización en los contenidos televisivos, la que le abrió las puertas a un personaje como Matteo Salvini: esos programas diariamente transmitían la supuesta ‘invasión de las masas de inmigrantes’. Es sólo en este sentido que la narrativa de la Lega y Salvini cobran fuerza, donde el inmigrante es presentado como el gran enemigo. No importa que Italia sea uno de las naciones que más necesite mano de obra para pagar pensiones y becas —bastaría ver su tasa de crecimiento poblacional—, en esta narrativa el responsable de un posible futuro catastrófico es el inmigrante, el obstáculo que habría que superar para ‘vivir en paz’.

Salvini habla mucho, pero el gobierno que integraba al final cedía (casi) todo2. Pide aumentar la deuda pública, la Unión Europea se lo niega. Quiere cerrar los puertos y detener migrantes, el poder judicial italiano al final revierte sus decisiones. Hasta ahora (casi) todo en Salvini es narrativa, pero el relato llega a un fin. Se desgasta muy temprano cuando la realidad no cambia. Por eso, Matteo pidió “poderes plenos” y apostó por una nueva elección. Sabe que necesita gobernar (casi) en solitario para hacer toda la reestructuración del Estado que pretende. Movió todas sus fichas hacia una nueva elección, creyó que era el momento con su partido rozando el 40 por ciento. No obstante, sus antiguos compañeros de coalición —(M5S) y el Partito Democratico— lo bloquearon, hicieron lo inesperado y esos dos ‘antiguos rivales’ (M5S y PD) apuntan a coaligarse. Una alianza que únicamente es una reacción hacia el cataclismo que supondría Salvini gobernando con mayoría. “No nos unió el amor, sino el espanto”, diría Borges sobre esta alianza. Desgraciadamente, esta coalición sólo alargará la agonía unos meses o, en el mejor de los casos, un par de años.

En Loro (2018), la película de Paolo Sorrentino, ese personaje tan fascinante como polémico que es Berlusconi afirma: “La verdad es fruto de la convicción del tono con el que se dice”. Al fin y al cabo, ganar el relato, ganar ‘la verdad’ sería el primer paso y el más importante para cambiar la realidad. Ese ya lo ha ganado Salvini, a pesar de que (aún) no gobierne.

NOTAS

2 Probablemente, en este breve gobierno, una de sus propuestas que sí encontró cauce fue la preferencia hacia el norte italiano en los presupuestos y proyectos sobre el sur; la separación que históricamente ha existido entre ambas regiones fue potenciada durante estos meses.

 

Alejandro Moreno Hernández. Licenciado en Geografía, UNAM-Universidad de Hamburgo. Primer lugar del Concurso Nacional de Tesis (2017), por la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales. Estudia la maestría en Ciencia Política en la Universidad de Essex.

@alexmrhdz

 
Otros textos del autor:
-De lo que se trata
-En el espejo brasilero

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn
Share on telegram
Telegram
Share on whatsapp
WhatsApp
Share on email
Email

Relacionado

Recibe las noticias más relevantes del día

¡Suscríbete!