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David Huerta, un gongorista en

David Huerta, un gongorista en la Nápoles

Entre los ganadores del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances abundan los poetas.

Nicanor Parra, Eliseo Diego, Olga Orozco, Juan Gelman, Ida Vitale, Yves Bonnefoy, Tomás Segobia, Cintio Vitier han sido reconocidos por este galardón que llevó el nombre del cuentista mexicano Juan Rulfo.

El último premiado es también poeta: David Huerta, un defensor de la gran tradición lírica española, de Garcilaso de la Vega y Luis de Góngora a Pablo Neruda y Efraín Huerta, su progenitor.

Su obra poética oscila entre la monumentalidad, como en Incurable (1987), y el poema encapsulado, de contundencia imaginaria a resolverse en una página. 

David Huerta
El autor ante la lente de la Secretaría de Cultura federal.

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Escritor riguroso, apasionado de la defensa de la tradición y la versificación documentada, tiende a un cultismo que se separó claramente de la estética de su padre, el cocodrilo Efraín Huerta, asociado con la calle, los embriagados del alba, la calle de San Juan de Letrán.

David Huerta ha desarrollado un universo poético personal alimentado de las amplias fuentes de la mejor tradición poética mundial. En sus versos hay notas vanguardistas, místicas, medievales, republicanas, eróticas.

David Huerta
Título que le mereció a su autor el premio Xavier Villaurrutia.

Para muestra, un botón. Líneas de su poema-espejo-boquete Incurable:

-En el nivel de la sangre se cocinan palabras turbias, gritos incomprensibles y bellísimos, cargados
con una mercadería perversa, guardada en un almacén oscuro y expuesta en el taller del minuto con un desdén o una furia
para el consumo del tiempo convenido. 

-Mis imágenes te observan con una fruición desmesurada. Es todo lo que te puedo decir, lo que digo en ti.

-Enciendo un cigarro mientras me observas, he llegado a las 5 y estoy peinado para la ceremonia de tus observaciones.

-El almacén de las palabras es un lugar extraño, húmedo, una galería sigilosa, un hospital dormido.

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