Cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador dio a conocer el crecimiento de 0.1 por ciento de la economía mexicana, la oposición se desgarró las vestiduras, se burló de que ese dato fuera un indicativo positivo, abonando a la incertidumbre entre mexicanos. Ver la cifra sin contexto alarma, por supuesto, pero no todo es blanco y negro.
La semana pasada las principales bolsas del mundo enfrentaron vientos negativos. En Wall Street no fue la excepción y todos sus indicadores se desplomaron. El mayor temor de los inversores parece volverse realidad: el mundo —repito: el mundo, no solamente México— se acerca a una recesión similar a la de 2008. Los escenarios son casi los mismos que los del 2007 y hay un miedo que busca refugio en el oro y los bonos gubernamentales, por ser los más seguros.
Hay economías que, de hecho, ya viven una crisis severa, como Argentina, donde el dólar rebasó los 60 pesos, niveles inimaginables, aunque el caso de esa nación no puede verse como ejemplo de un escenario mundial, ya que ha enfrentado dificultades desde el llamado “Corralito” en 2001 y un embate en 2008 por lo ocurrido en todo el orbe. Es decir, el país sudamericano parece vivir en un eterno “ya mero salimos», en medio de gobiernos de izquierda y derecha. México no ha estado en ese escenario, aunque su crecimiento no haya sido el deseado en los últimos años.
El vapuleado 0.1% de la economía azteca es una señal importante para inversores, porque no coloca al país en recesión, pero sí cerca, al igual que otras naciones, como Alemania o Italia, cuyo escenario se contrajo y ofreció avances mayores al de México, pero muy por debajo de sus expectativas.
Tal es la preocupación, que el Fondo Monetario Internacional (FMI) redujo las proyecciones de crecimiento para 2020, año en que se prevé la recesión, incluso para economías tan poderosas como la de Estados Unidos, que de 2.6 puntos porcentuales se iría a un 1.9 por ciento. Otras grandes, como la China, tendrían un impacto porcentual menor, pero su desaceleración afecta a todos sus socios, incluido México.
El análisis del FMI destaca que las guerras comerciales son la principal amenaza global, algo que también señalaron expertos de The Washington Post, que publicó un análisis sobre las nueve economías clave que presentan problemas. En el caso de México, dos de sus principales problemas se desatan por las amenazas del presidente Donald Trump.
“El vecino del sur de los Estados Unidos también ha sido blanco de las batallas comerciales y de inmigración de Trump”, apunta el Post, “(esas políticas) parecen estar cobrando un precio mayor al esperado”.
En septiembre, los gobiernos del presidente mexicano y su homólogo estadounidense evaluarán los avances en materia migratoria por parte de México, a fin de reducir la inmigración de indocumentados propios y de Centroamérica. Si el presidente Trump está satisfecho, como hasta ahora, la presión de aranceles podría desaparecer; pero si no, volvería a generarse un escenario poco alentador que recrudecería las finanzas mexicanas.
Un elemento que destaca es el temor de que el presidente López Obrador nacionalice las empresas, lo cual ni siquiera es parte de los planes del gobierno, a menos que tenga un as bajo la manga. De nuevo, temores infundados. La incertidumbre.
“Se retrocede con seguridad, pero se avanza a tientas”, diría Mario Benedetti.
Jesús García. Periodista de El Diario NY (eldiariony.com),
exeditor de Reforma y exbecario de ICJF, WSJ
y el Instituto de las Américas; excolaborador de El Financiero.
Twitter: @jesusgar