Ahorita vender cocaína al menudeo en México deja más dinero que cruzarla a Estados Unidos.
Un kilo para exportación se compra en Ciudad de México entre 8 y 10 mil dólares; ese mismo kilo se le vende en 35 mil a distribuidores en Nueva York. Sin embargo, los costos operativos reducen las ganancias. La cuenta es más sencilla si se queda de este lado de la frontera: de un kilo se hacen dos.
En Tijuana, por ejemplo, el kilo para exportación se compra entre 15 y 18 mil. La distribución local maneja los mismos números que si se vendiera en Nueva York. Pero sin los costos de exportación la ganancia es todavía mayor. La comercialización de la cocaína al menudeo tiene su chiste. De lejos, el negocio es parecido a una cadena de Oxxos: se cobra al cliente cantidades pequeñas de efectivo y la circulación de dinero es permanente. De cerca, los beneficios también acarrean problemas.
La acumulación de billetes es abultada y siempre crece. Por lo tanto, los mecanismos para blanquear ese dinero exigen un aparato financiero diversificado y a ras del suelo: casas de cambio, inmobiliarias y sus albañiles, lavados de autos, bares y restaurantes. Todos los negocios que manejen mucho circulante.
Las empresas que se dedican a vender cocaína al menudeo están organizadas de manera diferente. Algunas son tan pequeñas que un jefe de plaza (algo así como un gerente) gana 20 mil pesos al mes. Otras son grandes y calientes; hay jefes que ganan hasta un millón. Estos pertenecen al círculo directivo del grupo, al que también pertenecen los patrones: los negociadores experimentados, los socios comerciales, los estrategas financieros, los que tienen contactos en los gobiernos locales. Los operadores. El círculo medio está integrado por los prestanombres que lavan el dinero, los policías que protegen a los tiradores y los funcionarios públicos que se hacen de la vista gorda. Hasta abajo están los halcones, sicarios y vendedores.
El Cártel Jalisco Nueva Generación es el grupo criminal que se pelea más agresivamente los mercados de la droga locales. Las únicas pruebas de ello son las narcomantas acompañadas de cadáveres y los videos en donde exhiben las ejecuciones de sus enemigos. En el caso de Tijuana, el CJNG está arrebatándole el narcomenudeo a otros grupos, en especial a dos: a la representación del Cártel de Sinaloa, que está más concentrada en las rutas de exportación a California, y a una alianza de “gerencias” criminales que se han apropiado del nombre del Cártel de Tijuana, aunque nada o poco tienen que ver con sus miembros originales.
El costo de esta nueva hegemonía criminal es de mil 120 ejecutados en lo que va de este año nomás en Tijuana. Hay días en que en esa ciudad matan a una persona por hora. Y no es la única en la que ahorita hay una masacre en curso: se han registrado 10 mil asesinatos en los seis últimos meses en todo el país.
Narcolandia es el nombre del mayor reto de la Guardia Nacional.
Juan Carlos Reyna. Escritor, músico y productor de contenidos mexicano.
Su libro más reciente es El Extraditado, basado en sus conversaciones
con el fundador del Cártel de Tijuana. Es productor periodístico
de Confesiones de un sicario, nominado a los premios Emmy,
e investigador de la primera temporada de Narcos México, de Netflix.
Como músico fue colaborador durante una década del Colectivo Nortec.
Twitter: @juancarlosreyn_