Es un lugar común para los más abyectos conservadores decir que las becas Benito Juárez son un dispendio porque quienes asisten a la educación media superior (EMS) lo harían aun sin ellas. Estos argumentos no hacen más que mostrar, en el mejor de los casos, una vez, más su ignorancia; o, en el peor, su desprecio por los desfavorecidos.
Aunque la Constitución establece en el artículo tercero que la educación que imparta el Estado debe ser gratuita, ésta no deja de tener costos, los cuales pueden ser directos o indirectos. Dentro de los primeros están los que todos conocemos: útiles, uniformes, transporte, etcétera. El segundo tipo de costos son menos intuitivos y en economía le llamamos costo de oportunidad; es decir, aquello que se deja de hacer por hacer otra cosa. Para los más pobres, este costo equivale al ingreso que su hogar deja de recibir por concepto del salario que el maliciosamente llamado nini deja de aportar por ir a la escuela. Por consiguiente, este costo se incrementa con la edad, pues no es lo mismo lo que puede ganar un niño de primaria vendiendo chicles que una joven atendiendo una tienda.
De acuerdo con el Estudio Diagnóstico del Derecho a la Educación 2018 (Coneval, 2018), sólo seis de cada diez jóvenes que están en edad de asistir a este nivel educativo, lo hacen. Sin embargo, existen fuertes disparidades dependiendo de su origen socioeconómico. En el caso de los jóvenes que provienen del 10 por ciento más pobre de los hogares, sólo el 46 por ciento asiste a este nivel educativo, mientras que esta cifra es del 83 por ciento para el 10 por ciento más rico. En el tránsito de la secundaria a la mal llamada preparatoria —pues es una ficción que prepara a los jóvenes para la educación superior, ya que muy pocos de ellos logran llegar a este nivel— se pierden cerca de 1.5 millones de estudiantes. Del 100 por ciento de los adolescentes que entran a la EMS, sólo el 65.5 por ciento la terminan. Nuevamente, esta cifra esconde desigualdades, ya que, en el subsistema de profesional técnico, como el Conalep, se reduce al 54.1 por ciento. El Estudio Diagnóstico señala que el costo de oportunidad mensual para un joven en edad de asistir a la EMS es de 438 pesos para los pobres extremos. Sin embargo, sólo el 21 por ciento de los pobres extremos recibió una beca en el antiguo régimen. Ahora la beca Benito Juárez es universal, por lo que el costo de oportunidad del 100 por ciento de los jóvenes será reducido o eliminado.
Según la Encuesta Nacional de Deserción en la Educación Media Superior levantada en 2012, la principal razón para el 43.6 por ciento de los jóvenes que desertaron de la EMS fue la falta de dinero o tener que trabajar. Sólo el 7.8 por ciento respondió que fue porque le disgustaba estudiar. Es decir, los ninis sólo existen en los prejuicios e ignorancia.
Víctor Arámburu. Doctor en política pública por el CIDE
y maestro en política social y desarrollo
por la Escuela de Economía de Londres (LSE).
Ha trabajado en el diseño, operación y evaluación
de políticas públicas en diversos sectores,
particularmente en temas de desarrollo económico y social,
así como de fiscalización y combate a la corrupción.
Twitter: @varamburucano