En dos de las equinas que forman la avenida Insurgentes y Álvaro Obregón pasa algo realmente irónico pero a la vez tan cotidiano en México: el contraste entre el que “tiene” y el que “no tiene”. Hoy hablamos de tacos.
En apenas tres minutos mi amigo y yo dimos los 128 pasos contenidos en los 81 metros de distancia que hay entre los tacos El Gato Volador, los clásicos de la CDMX, y los tacos Orinoco, con origen regiomontano, ambos ahí en la Roma.
Unos populares y los otros fifís (según la RAE: presumida/o, que sigue las modas); unos para comer a la pasada, otros para hacerlo sentados como Dios manda; unos servidos en caliente, otros listos para la foto de Instagram.
Dichos contrastes me hicieron reflexionar si es necesaria tanta parafernalia cuando lo único que quieres es saciar tu hambre. ¿Los has probado? ¿Qué piensas? ¿Cuáles prefieres?
PRESENTACIÓN
El Gato Volador: Básicamente son taquitos normales. Dos tortillas rellenas de delicias bien cocidas escurriendo de grasita. Echan a tu plato tantos tacos como pidas y para acompañarlos tienes a la mano todos los complementos porque están a la vista en la barra.
Orinoco: Tus tacos desfilan desde la cocina en charolas de plástico. Realmente el detalle está en la estética de la carne sobre la tortilla (de harina, maíz o tostada) y en las guarniciones, como las papas horneadas: todo en cubitos o láminas.
VARIEDAD
El Gato Volador: Hay de bistec, longaniza, carne enchilada, alambre, campechanos y chupas, una versión que incluye todos los anteriores, ¡ah!, y de barbacoa con consomé. Salsas sólo hay dos, roja y verde. Eso sí, por complementos no paran porque hay hasta seis variedades.
Orinoco: Aquí sí sólo manejan de chicharrón, de res y trompo. Y como guarniciones (se pagan aparte) frijoles y papas al horno.
SABOR
El Gato Volador: La carne es suave y está bien cocida. Por supuesto que la grasa abona a ese sabor característico de garnacha que a todos nos encanta.
Yo amé los chupas porque esa combinación de sabores de diferentes carnes es delicioso. Pedí tres y a cada uno le puse otra guarnición para seguir experimentando.
Sobre las salsas, probé la verde porque me pareció la correcta por su aspecto fresco, cuestión de corazonada, y me gustó mucho por su toque de aguacate.
Orinoco: Pedí de las tres opciones para abarcarlo todo. La verdad es que me sorprendió el sabor del chicharrón, mucho; era crujiente y, combinado con la salsa, yo no quería que el taco se acabara, así que dejé la mitad y me fui por los otros dos para, ya saben, terminar con el mejor taco y llevarte ese sabor en el paladar.
Sobre el pastor y la res, pues no me parecieron gran cosa, sin embargo les hacen un paro las salsas. Tienen 5: 1. Rayadura de pepino con yogur natural y especias; 2. Chile serrano, cilantro y jugo de limón; 3. Chile serrano y tomatillo; 4. Chile piquín con aceite de olivo y ajo molido con limón; 5. Chile de árbol tatemado con ajo y jitomate. Todas espectaculares, pero de esta última vas a pedir más y más.
GUARNICIONES
El Gato Volador: Hay cebollitas, papa cocida, frijoles, rodajas de jalapeños, nopales y pepinos. Le dan un plus muy consistente a los tacos, ya de por sí buenos. Son gratis, nomás no te atasques.
Orinoco: Papas al horno y frijoles que debes pagar por separado. Recomiendo no pedir papas porque tus tacos ya vienen con una porción. Aunque no quiero dejar de ahondar en el sabor de las papas, especiadas y al horno, crujientes, te vas a enamorar de ellas.
PRECIO
El Gato Volador: Me gasté $30 ($10 por taco, $13 con queso) y me fui satisfecha con la relación precio-calidad-atención.
Orinoco: Pagué $160 (tacos y guarnición extra de papas) y ni un refresco me tomé. Además uno lo pedí con tortilla de harina y los tres me los llevaron de maíz.
CONCLUSIÓN
Creo que no es necesario pagar una fortuna por entrar a un lugar fifí sólo porque está de moda. Los contrastes en sabor y precio son muy marcados.
Tan solo el tiempo que estás en la fila de la entrada para pagar por adelantado tu comida y obtener mesa sería suficiente para echarte tres tacos enfrente en el Gato Volador. Y además en el Gato Volador mi amigo y yo nos echamos unas cheves de contrabando, cosa imposible en Orinoco. Peeeero volveré a Orinoco una y otra vez por esos de chicharrón.
Los invito a hacer este bonito ejercicio y a sacar sus propias conclusiones, qué tal que coincidimos en el veredicto.
El Gato Volador: lun-dom abiertos 20 horas al día
Orinoco: lun-dom 12-5 h