La no ideología o el “momento utópico” como lo menciona Fredric Jamenson la cual está presente incluso en la ideología más atroz, es por lo tanto, absolutamente indispensable en cierto sentido, pues la ideología no es otra cosa que la forma aparente de la no ideología, su deformación formal como por ejemplo el antisemitismo ¿no se basa acaso en la nostalgia utópica de la auténtica vida comunitaria, en el rechazo justificable hacia el capitalismo y su moustruosa explotación?
Lo que sostengo es, que estamos ante un error tanto político como teórico, condenar un anhelo de comunidad tildándolo de “protofascista” acusándolo de fantasía totalitaria, es decir, identificando las raíces del fascismo con esas aspiraciones (error frecuente en la crítica liberal- individualista contra el fascismo) Aquí, lo que se convierte en ideológico es su articulación, la manera en que la aspiración es instrumentalizada para conferir legitimación a una idea de explotación. Dense cuenta como en el fascismo, la ideología estetizante, corporativa y organicista viene a ser la forma misma con la que reviste la inaudita movilización tecnológica de la sociedad y que trunca los vínculos. Si tenemos presente esta paradoja, podríamos evitar la trampa del liberalismo multiculturalista que consiste en condenar como “propofascista” cualquier idea de retorno a los vínculos orgánicos (étnicos o de otro tipo). Lo que realmente caracteriza al fascismo es más bien, una combinación específica de corporativismo organizacional y de pulsión hacia una modernidad desenfrenada.
La clase media como dice Zizek es una “falsedad encarnada” en términos psicoanalíticos es un mero fetiche. Y como decía Laclau: “El antagonismo de clase estaría completamente simbolizado, no sería imposible/real, sino simplemente un rasgo estructural de diferenciación”. Así las cosas, creo es momento de pensar más profundamente y dejarse de “chaireces” y “fifieces” y mejor, pronunciémonos como individuos diferentes que forman parte de un todo, nadie es igual a nadie, es justo la riqueza de la especie. Pero si nos empeñamos en homogeneizar incluso nuestras mentes, entonces sus absurdas y superficiales diferencias serán tan sólo características de los personajes de aquellos que sólo juegan con nosotros.
Defiendo y aplaudo el despertar crítico que se ha dado pero también debería ser reflexivo y con juicios propositivos basta de sólo desacreditar por desacreditar. La justicia no sólo compete a las leyes, la justicia es parte de nuestra condición humana, así que seamos humanos sin etiquetas banales y mejor comencemos a construir una realidad antes de que nos la sigan construyendo y de modo tan injusto.
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En un esfuerzo conjunto entre el gobierno federal, estatal y municipal, este lunes en el Centro Comunitario El