Históricamente la figura de la Suprema Corte de Justicia de la Nación había sido la de un poder sin personajes específicos, aquel que resultaba ser el más lejano y desconocido para la gente de a pie. Los ministros siempre se habían mantenido al margen de cualquier acontecimiento político en el país o al menos así nos hacían creer. A pesar de los escándalos que se pudieran suscitar con ministros o jueces, el poder judicial resultaba ser ese órgano inamovible y hermético.
Los altos índices de corrupción e impunidad de nuestro país han causado una gran desconfianza, y de manera especial en este poder. Según el Barómetro Global de Corrupción el 80% de la población en México no confía en las instituciones del poder judicial.
Siendo uno de los grandes objetivos de este nuevo gobierno, el combate a la corrupción es un compromiso transversal para lograr la transformación de este país. Desde hacía tiempo que AMLO había planteado fuertes criticas a la SCJN en este sentido. Y cuando el momento clave lo presentó con el tema de los sueldos y su falta de voluntad política para atender los cambios, la opinión publica se volcó contra ellos, siendo un síntoma del hartazgo de la incapacidad del poder judicial para atender las preocupaciones de la gente.
A diferencia de la creencia de algunas personas y de la tradición que se ha consolidado, considero que el poder judicial no debería ser ese ente externo y alejado del pueblo, sino todo lo contrario. No es sino con democracia que podemos garantizar que los tres poderes respondan a la gente y sus problemas en los ámbitos que les competen. Sólo así podremos lograr transformar la vida pública de este país y en este sentido Andrés Manuel lo ha logrado representar y llevar a cabo.
El ministro Arturo Zaldivar parece tener claridad en esta empresa. La cual empata perfectamente con el proyecto que ganó en las urnas en las pasadas elecciones, el cual reflejaba la esperanza y el deseo de miles de personas por lograr cambiar a nuestro país. A pesar que a la oposición no le haya gustado está nueva cara de la suprema corte, olvidan que los cambios que está realizando Zaldívar es una respuesta directa a la gente, no al presidente.
Que el ministro sepa traducir y responder a la gente es también una victoria cultural. Sin duda el presidente ha sido el máximo líder y emprendedor de los cambios y exigencias que el pueblo demandaba por tanto tiempo; el objetivo compartido es una victoria moral de la Cuarta Transformación y del pueblo.
Que un ministro de entrevistas en medios y tenga más interacción con la gente y la vida pública del país no pone en riesgo su autonomía, su rectitud o su compromiso con su trabajo. Bien lo ha representado el ministro al hablar y reservarse de hacerlo en las recientes entrevistas que ha dado.
Sin duda la cercanía con la gente no se da sólo con entrevistas en programas de televisión, sí aportan en la discusión publica y en el conocimiento de la gente sobre este poder. Yo celebro que toda figura y autoridad del gobierno de la cara a la gente, porque al final del día es a quién se deben y a quién deben responder. y parte de la transformación de este país es que la vida pública, desde cualquier espacio, sea cada vez más pública.
Sofía Lameiro. Licenciada en Ciencias Políticas y Gestión Pública por la Universidad de Guadalajara, militante de Morena, participó en la organización de la estructura de defensa del voto, colaboró en la Red por la Paridad y la Igualdad en el estado de Jalisco y ahora es Servidora de la Nación en Guadalajara, Jalisco.
@sofianosabia
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