El liderazgo se construyó a la par que iba conociendo ese Mexico que tanto le apasiona, en Tabasco, con su gente: los de abajo. Las comunidades rurales marginadas y golpeadas por sexenios de gobiernos que solo miraban para una parte de la población, que seguían las políticas neoliberales que tanto daño han hecho a Mexico y Latinoamérica, tutorados por los poderes fácticos mundiales, donde solo cabe la explotación de los recursos de Latinoamérica por parte de países colonialistas. Gobiernos para los que solo existe la servidumbre que debe agradecer el empleo precario, que cae a migajas por parte de multinacionales, aquellas que contaminan aguas, explotan los bosques, se llevan sus minerales, aquel ciudadano de tercera que debe agradecer al rico, inversor por venir a explotar, según ellos “facilitar la inversión” o el desarrollo de esas zonas. Gobiernos que sólo trajeron muerte y desolación a nuestra gente y se llevaron los recursos, se van con las manos llenas y nosotros nos quedamos con la panza vacía.
El joven Andrés Manuel, que se recorrió ese Mexico olvidado, donde solo se escucha el lamento del golpeado, el llanto de las viudas, la comprensión que da el hombro que ofrece el hombre, el líder a pie de calle, que ofrece unas palabras bondadosas, por que él entiende al pueblo; y cómo no va a hacerlo si lo lleva en las venas. Lo vemos enfilarse a sentir las raíces de la tierra latinoamericana, pisar fuerte y descalzo, hablar de tú a tú con los compañeros presidentes, sentir la lucha del pueblo que nunca descansa, pero que podrá relajarse porque ha despertado el gigante Mexico, para llevar la batuta de la revolución democrática, donde sólo el pueblo puede ayudar al pueblo.
Tomar la batuta de Centroamérica, establecer acuerdos bilaterales y de región con la frontera norte y frontera sur, sin remilgos, sin concesiones, sin ceder ni un ápice a los oportunistas, aquellos que querían hacer botín político con base en la xenofobia, a costa de humanos indefensos. Acordar fomentar el empleo en El Salvador y Honduras, rescatar fondos y aplicarlos demostrando una pericia geopolítica como pocos, a la vez logrando contener los embates de Trump y sus aranceles inhumanos. Así es, ha nacido un líder de la lucha social en Latinoamérica, que pone la Cuarta Transformación de Mexico en el tablero de políticas internacionales y de cooperación, a la vanguardia. Dando el ejemplo que busca dar un cambio social a través de políticas de empleo y reinserción laboral, crear tejido social, que a su vez generen fuentes de empleo mediante la recirculación de divisas obtenidas legalmente. Esto derivará en salud social, y una mejoría en la percepción de los ciudadanos del entorno que les rodea.
El líder que esperábamos esta cumpliendo con el objetivo en Mexico, no como muchos esperan pero si como otros buscábamos que sucediera, usted entenderá que aquí se trata de hechos no palabras, y que al final las palabras son el recuento de los hechos, el reconocimiento al día siguiente del presidente electo de argentina, Alberto Fernández y de cómo su visita relámpago a los días de ser investido, demuestra una vez mas que estamos ante un líder mundial y de nuestra Latinoamérica. También con el reciente caso del golpe de estado en Bolivia y de cómo la intervención de Mexico para salvaguardar la soberanía nacional de Bolivia fue fundamental.
Se fueron los Chávez, los Castro y Néstor. Después vinieron los Mujica, Evo y Cristina. Hoy damos la bienvenida a Andrés Manuel, el estadista, el hombre de estado. El líder de Latinoamérica que escucha a la raíces el pueblo.
Allan C. Humbert Muñiz. Estudiante de Psicología cuarto año, Universidad Autónoma de Sinaloa
Lopezobradorista de tiempo completo y Chinaco convencido.
Integrante de La Chinaca Sinaloa.
@h_alanderiviere
