Investigación concluye que no

Investigación concluye que no hubo fraude electoral en Bolivia; se cae la narrativa Golpista

Traducción del reportaje «Bolivia dismissed its October elections as fraudulent. Our research found no reason to suspect fraud», publicado en The Washington Post.

Mientras Bolivia se prepara nuevamente para una elección el 3 de mayo, el país continúa teniendo disturbios luego del golpe de estado que el 10 de noviembre fue respaldado por el ejército contra el entonces presidente en ejercicio, Evo Morales.

Recapitulemos: Evo Morales se proclamaba ganador en las elecciones realizadas el pasado octubre, no obstante, la oposición protestó señalando fraude electoral. El informe realizado por la OEA señaló irregularidades electorales lo que pio pie a que el equipo de la auditoría técnica cuestionara la integridad de los resultados de las elecciones del 20 de octubre. Luego, la policía se unió a las protestas y Morales buscó asilo en México.

El gobierno instalado militarmente acusó a Morales de sedición y terrorismo. Un informe de monitoreo de la Unión Europea señaló que unos 40 ex funcionarios electorales fueron arrestados y actualmente enfrentan cargos criminales de sedición y subversión. Además 35 personas han muerto en el conflicto postelectoral. El candidato presidencial con más votos, miembro del partido Movimiento al Socialismo (MAS-IPSP) de Morales, recibió una citación de los fiscales por delitos no revelados, una medida que algunos analistas sospechan que tenía como objetivo mantenerlo fuera de la boleta electoral.

Los medios de comunicación han informado en gran medida las acusaciones de fraude como si estas fueran un hecho. Y muchos comentaristas han justificado el golpe como respuesta al fraude electoral del MAS-IPSP. Sin embargo, como especialistas en integridad electoral, encontramos que la evidencia estadística no respalda el reclamo de fraude en las elecciones de octubre en Bolivia.

La OEA afirmó que había ocurrido un fraude electoral.

El principal apoyo para reclamos de fraude fue el informe de la OEA. Los auditores de la organización afirmaron haber encontrado evidencia de fraude luego de un alto en el conteo preliminar – es decir, en los resultados no vinculantes de la noche de las elecciones, destinados más bien a rastrear el progreso antes del conteo oficial.

La constitución boliviana requiere que un candidato obtenga una mayoría electoral absoluta o el 40 por ciento de los votos, con al menos una ventaja de 10 puntos porcentuales. De lo contrario, se llevará a cabo una segunda vuelta electoral. El conteo preliminar se detuvo con el 84 por ciento de los votos contados, cuando Morales tenía una ventaja de 7.87 puntos porcentuales. Aunque el alto fue consistente con la promesa anterior de los funcionarios electorales, de contar al menos el 80 por ciento de los votos preliminares en la noche de las elecciones y continuar durante el recuento oficial, la OEA rápidamente expresó su preocupación por la suspensión. Cuando se reanudó el conteo preliminar, el margen de Morales estaba por encima del umbral de 10 puntos porcentuales.

La OEA entonces afirmó que la suspensión del conteo preliminar resultó en una tendencia «altamente improbable» en el margen a favor de MAS-IPSP cuando se reanudó el conteo. La OEA informó «profunda preocupación y sorpresa por el cambio drástico y difícil de explicar en la tendencia de los resultados preliminares». Adoptando un enfoque novedoso para el análisis de fraude, la OEA afirmó que las grandes desviaciones en los datos reportados antes y después del corte indicarían evidencia potencial de fraude.

Pero el análisis estadístico detrás de esta afirmación es problemático.

El informe de la OEA se basa en parte en evidencia forense de que los analistas de la OEA dicen que hay irregularidades, que incluyen acusaciones de firmas falsificadas y alteración de las hojas de conteo, una cadena de custodia deficiente y un alto en el conteo preliminar de votos. De manera crucial, la OEA afirmó en referencia al alto en el conteo preliminar de votos que «una irregularidad en esa escala es un factor determinante en el resultado» a favor de Morales, que actuó como la principal evidencia cuantitativa de sus acusaciones de «manipulación clara de el sistema TREP … que afectó los resultados tanto de ese sistema como del conteo final «.

No evaluamos si estas irregularidades apuntan a una interferencia deliberada o si reflejan los problemas de un sistema con fondos insuficientes y con funcionarios electorales mal capacitados. En cambio, comentamos la evidencia estadística.

Como Morales había superado el umbral del 40 por ciento, la pregunta clave era si su conteo de votos era 10 puntos porcentuales más alto que el de su adversario más cercano. De lo contrario, Morales se vería obligado a una segunda vuelta electoral contra su competidor más cercano: el ex presidente Carlos Mesa.

Nuestros resultados fueron directos. No parece haber una diferencia estadísticamente significativa en el margen antes y después de la suspensión de la votación preliminar.En cambio, es muy probable que Morales haya superado el margen de 10 puntos porcentuales en la primera ronda.

¿Como llegamos a ese punto? El enfoque de la OEA se basa en dos supuestos: que el recuento no oficial refleja con precisión el voto medido continuamente, y que las preferencias informadas de los votantes no varían según la hora del día. Si estas suposiciones son ciertas, un cambio con el tiempo dentro de la tendencia que favorece a una de las partes podría indicar que se ha producido un fraude.

La OEA no cita ninguna investigación previa que demuestre que estos supuestos se mantienen. Hay razones para creer que las preferencias y los informes de los votantes pueden variar con el tiempo: por ejemplo, el caso de las personas que trabajan, votando más tarde en el día. Las áreas donde los votantes empobrecidos se agrupan pueden tener filas para votar más largas y menos capacidad para contar e informar los totales de votos rápidamente. Es posible que estos factores se apliquen en Bolivia, donde existen brechas graves en infraestructura e ingresos entre las zonas urbanas y rurales.

¿Hubo una discontinuidad entre los votos contados antes y después del recuento no oficial? Por supuesto, las discontinuidades pueden ser evidencia de manipulación. En Rusia, por ejemplo, una acusación es que los funcionarios electorales locales llenan las urnas para cumplir objetivos preestablecidos.

Si el hallazgo de la OEA fuera correcto, esperaríamos ver el aumento en el margen de votación de Morales poco después de que se detuviera el conteo de votos preliminares, y el margen de elección resultante sobre su competidor más cercano sería demasiado grande para ser explicado por su desempeño antes de que se detuviera el conteo preliminar. Podríamos esperar ver otras anomalías, como cambios repentinos en los votos para Morales de los recintos que antes estaban menos inclinados a votar por él.

El eje “x” muestra el margen para Morales antes del corte, está dentro del conteo preliminar de 1.477 recintos que informaron datos antes y después del corte. El eje “y” es su margen final, como se informó dentro del conteo oficial. La alta correlación entre el conteo preliminar y los resultados de la votación final sugiere que no hay irregularidades significativas en el conteo de elecciones, o el margen de votación final de Morales. (Jack Williams. Datos del Tribunal Supremo Electoral, 2019.)

No encontramos evidencia alguna de ninguna de estas anomalías, como muestra esta figura. Encontramos una correlación de 0.946 entre el margen de Morales entre los resultados antes y después del corte en los precintos (señales que sirven como control) contados antes y después del corte. Hay poca diferencia observable entre los precintos en los resultados antes y después del alto del conteo, lo que sugiere que no hubo irregularidades significativas. Nosotros y otros académicos dentro del campo contactamos a la OEA para obtener comentarios; la OEA no respondió

También realizamos 1,000 simulaciones para ver si se podía predecir la diferencia entre el voto de Morales y el recuento del candidato al segundo lugar, utilizando solo los votos verificados antes de que se detuviera el conteo preliminar. En nuestros ejercicios, descubrimos que Morales podía esperar al menos una ventaja de 10.49 puntos sobre su competidor más cercano, por encima del umbral de 10 puntos porcentuales necesarios para ganar directamente. Nuevamente, esto sugiere que cualquier aumento en el margen de Morales después de la detención puede explicarse completamente por los votos ya contados.

No hay soporte estadístico para los reclamos de fraude electoral.

No hay ninguna evidencia estadística de fraude que podamos encontrar: las tendencias en el conteo preliminar, la falta de un gran salto en el apoyo a Morales después del alto y el tamaño del margen de Morales parecen legítimos. Con todo, el análisis estadístico y las conclusiones de la OEA parecerían profundamente defectuosos.

Investigaciones previas publicadas aquí en “Monkey Cage” encuentran que las diferencias económicas y raciales dificultan la verificación del registro de votantes en los Estados Unidos, lo que resulta en un mayor uso de boletas provisionales entre los demócratas, y un mayor apoyo para los candidatos demócratas entre los votos contados después del Día de las Elecciones. Según los criterios de la OEA para el fraude, es posible que las elecciones estadounidenses en las que los votos que se cuentan más tarde tienden a inclinarse hacia los demócratas también puedan clasificarse como fraudulentas. Por supuesto, el fraude electoral es un problema grave, pero confiar en pruebas no verificadas como prueba de fraude es una seria amenaza para cualquier democracia.

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