La violencia de género es una realidad cruel en México y desafortunadamente en el resto del mundo. Es aquella violencia física o psicológica ejercida contra las mujeres, cisgénero o transgénero; todos los días nos despertamos con la devastadora noticia de que han matado a más mujeres y que han desaparecido más mujeres.
Las mujeres sufren agresiones en todos los ámbitos de su vida, en sus relaciones familiares, románticas, de amistad, en las instituciones educativas y a pesar de esto, cuando llegamos a enterarnos de la violencia machista que sufre alguna mujer lo común es que se le juzgue a ella antes que a su agresor, se le culpa por haberlo permitido, por no “darse cuenta”.
El “amiga, date cuenta” se ha vuelto un chiste recurrente hacia las mujeres pero es un reflejo de cómo percibe la sociedad la violencia contra las mujeres, que ojalá solo fuera un chiste, ojalá fuera tan fácil salir de situaciones de violencia.
No basta un “amiga, date cuenta”. La violencia, en algunos casos, es gradual y sus agresores les han hecho creer que eso es lo que merecen haciendo que lo normalicen, las aíslan del mundo, de su familia y amigos, pueden también, ser dependientes económica o emocionalmente de sus agresores.
Sus agresores les hacen pensar que que es su culpa porque “ellas lo propiciaron”, porque estaban bebiendo, por cómo iban vestidas, porque andaban solas, por “no darse a respetar” y desafortunadamente la sociedad refuerza estas ideas.
Dejemos de culparlas, de revictimizarlas, de señalarlas como las responsables de la violencia que viven y comencemos a construir redes de apoyo, ayudemos a reconocer indicios de violencia, caminemos junto a ellas en todo el proceso con amor y empatía y dejemos de pedirles que se “den cuenta”. Cuidémonos entre nosotras.
Es sumamente necesario crear campañas de prevención en todos los espacios de la vida en sociedad para que se dejen de normalizar los tipos de violencia que se ejercen en contra de las mujeres y niñas, así como campañas de ayuda integral para las mujeres que ya son víctimas: atención médica, psicológica, ayuda económica, refugios y espacios seguros. Debemos agotar todos los recursos para que la violencia de género no acabe con la vida de más mujeres y niñas.
Ingrid y Fátima fueron víctimas de feminicidios, atroces como todos. Ellas son la cara de la violencia contra las mujeres en este país, son la cara de miles de mujeres que permanecen sin nombre a las que se les ha arrebatado la vida, de muchas otras que sufren violencia día a día y a las que se les sigue culpando.
Por todas ustedes vamos a mover la tierra debajo de los pies de todos, para que no queden impunes sus agresores, sus feminicidas.
Exijamos a las autoridades acciones contundentes para terminar con la violencia de género que estamos viviendo en el país porque no puede haber más impunidad. En México te matan si eres mujer, te matan si dices la verdad, te matan si dices que no, te matan si intentas ayudar. EN MÉXICO NOS ESTÁN MATANDO.
Andrea Carbajal. Estudiante en la Facultad de Derecho, UNAM. Integrante de la Chinaca Feminista de la Ciudad de México.
Twitter: @CarbajalgAndrea