Durante los últimos años los indicadores de salud en México nos tenían en los primeros lugares de obesidad y diabetes a nivel mundial; relacionado con ello, por años fuimos también el país con mayor consumo per cápita de refresco, algo que al parecer ha comenzado a cambiar.
Y es que a poco más de dos años de la entrada en vigor del etiquetado frontal de alimentos y bebidas en México, nuevas mediciones muestran que el país va en el camino correcto hacia la reducción del consumo de bebidas azucaradas y, por extensión, hacia la disminución de las muertes por diabetes.
De acuerdo con un rankin de Euromonitor International que enlista a los 20 países con mayor consumo de bebidas embotelladas azucaradas per cápita, en 2020 México ya no se ubicó en el lugar número 1, como lo venía haciendo, sino que ha descendido hasta la posición 12, por debajo de países como Estados Unidos, El Salvador, España e Italia.
Recordemos que el consumo habitual de refrescos o bebidas embotelladas azucaradas está asociado con diversas enfermedades metabólicas, como la diabetes, la obesidad y la presión arterial alta, que son causantes de un gran número de muertes al año en México, de acuerdo con información de la Secretaría de Salud.
Entre dichos padecimientos, la diabetes se ha mantenido como la tercera causa de muerte en el país por años. Según datos del INEGI, durante 2020 esta enfermedad provocó un total de 151 mil 19 fallecimientos, mientras que en 2021 la cifra se redujo a 140 mil 729 muertes. Un dato que podría estar relacionado con el descenso en el consumo de bebidas azucaradas, que ha venido descendiendo en los últimos dos años, en coincidencia con la aplicación del etiquetado frontal implementado por la Secretaría de Salud del Gobierno de México.
Cabe recordar que en diversas ocasiones el Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, ha defendido el etiquetado frontal como una forma de alentar a la población a tomar decisiones informadas y saludables en torno a lo que ingiere, asimismo, reconoce en ello una política pública necesaria y efectiva porque contribuye a que las compañías reformulen sus productos para hacerlos más sanos.