Luisa Alcalde enfatizó la necesidad de que todos los gobiernos surgidos de Morena mantengan un vínculo sólido con la ciudadanía, destacando que el distanciamiento de los principios del movimiento puede llevar a la pérdida de su esencia. En su discurso, cuestionó la congruencia de aquellos representantes que, tras ser electos, se entregan al lujo y el derroche, como presidentes municipales que exhiben automóviles de alta gama y otros excesos.
Luisa Alcalde también se refirió a la corrupción en el ámbito legislativo, señalando que no tiene cabida en un movimiento que se define por su compromiso social. Criticó a los gobernantes que responden con represión ante las manifestaciones y a aquellos que imponen decisiones sin escuchar a la gente. Para proteger los valores de Morena, subrayó la importancia de un decálogo que no solo será suscrito por las autoridades, sino que servirá como guía para que todos los miembros del movimiento supervisen y evalúen las acciones de sus representantes.
Esta reflexión busca reafirmar la ética y la responsabilidad en el servicio público, asegurando que los líderes de Morena actúen siempre en favor del pueblo y se mantengan fieles a la misión del movimiento.