El Estado de México comienza a recuperar su tranquilidad tras años de sometimiento a la intimidación y el miedo. Gracias al Operativo Atarraya, las calles de muchas colonias, antes dominadas por grupos que controlaban el paso y desplazaban a vecinos, vuelven a ser espacios seguros para la ciudadanía.
Durante años, negocios aparentemente inofensivos, como barberías y chelerías, se convirtieron en puntos de reunión de actividades ilícitas, donde se vendía alcohol adulterado y se registraba la presencia de sujetos armados. Los habitantes dejaron de caminar tranquilos, temerosos por su seguridad.
Sin embargo, con la intervención de las autoridades a través de este operativo, la situación ha dado un giro. Vecinos de diversas zonas afirman que las calles vuelven a ser transitables y que ya no ven a los mismos grupos que solían imponer su presencia. Los comercios tradicionales han podido reabrir sin temor a las extorsiones.
A pesar de las críticas hacia esta medida, los resultados son contundentes: más de 400 negocios fueron asegurados y, hasta la fecha, nadie ha reclamado su propiedad. «Si eran legítimos, ¿dónde están los dueños?», se preguntan los vecinos, aludiendo a que estos establecimientos operaban como fachadas para actividades ilícitas.
La recuperación del espacio público es una acción fundamental para fortalecer el tejido social y garantizar que las calles pertenezcan a quienes las habitan, no al crimen organizado. El Operativo Atarraya representa un paso firme hacia una comunidad más segura y libre de miedo, donde la convivencia y la tranquilidad regresan poco a poco a la vida cotidiana de los mexiquenses.