Ciudad de México a 12 junio, 2025, 22: 07 hora del centro.

Estudiantes chinos, atrapados entre la desconfianza de EE.UU. y la sospecha en China

La creciente tensión entre Estados Unidos y China ha generado una crisis silenciosa que afecta a miles de jóvenes: los estudiantes chinos que buscan estudiar o trabajar en el extranjero. Cada vez más jóvenes como Xiao Chen, una joven de 22 años aceptada en una universidad de Michigan, ven frustrados sus planes por razones que nadie les explica. A pesar de tener todo en regla, su visa fue rechazada sin motivo aparente.

Me siento como una hierba a la deriva en la tormenta”, dijo Chen tras su cita en el consulado estadounidense en Shanghái. Su caso no es único.

EE.UU. endurece medidas contra estudiantes chinos

Las nuevas restricciones impulsadas por la administración de Donald Trump, y respaldadas por funcionarios como Kristi Noem y Marco Rubio, apuntan directamente a los estudiantes chinos con supuestos vínculos con el Partido Comunista Chino o el ejército. En algunos casos, estos vínculos son simplemente haber estudiado en instituciones públicas o militares, algo común en China.

El efecto es devastador: cientos de estudiantes con visas vigentes han sido detenidos en aeropuertos, deportados o excluidos de programas de investigación sin una explicación clara. Uno de ellos, aceptado en un posdoctorado en Harvard, fue interrogado y deportado por haber estudiado en una universidad afiliada al ejército. “¿Qué tiene que ver el cáncer de mama con la defensa nacional?”, cuestionó irónicamente al ser rechazado.

La sospecha contamina también a las universidades

Investigadores en ciencia, tecnología, neurociencia y medicina se han convertido en blanco de desconfianza. A pesar de contar con perfiles sobresalientes, universidades estadounidenses evitan aceptar estudiantes chinos. Algunos académicos incluso les niegan entrevistas por política interna: “Casi nunca hacemos ofertas a estudiantes chinos”, confesó un profesor a uno de los afectados.

China tampoco los quiere de vuelta

Si regresar parecía la alternativa, muchos descubren que sus títulos extranjeros son ahora una carga. En empresas estatales chinas, los egresados del extranjero son vistos con recelo. Una joven que regresó con un título de EE.UU. fue rechazada en un banco estatal sin explicación directa. “Personas como yo ni siquiera reciben respuesta”, dijo.

La desconfianza ha sido alimentada por figuras como Dong Mingzhu, influyente empresaria china que declaró públicamente que su empresa “nunca contratará a chinos educados en el extranjero” por temor a que sean espías. “No sé quién lo es y quién no”, afirmó, en declaraciones que se hicieron virales.

El precio de la geopolítica lo pagan los jóvenes

Lo que antes era un motivo de orgullo —estudiar en el extranjero y regresar a contribuir al país—, hoy se ha convertido en una situación de vulnerabilidad. La desconfianza mutua entre Washington y Pekín ha creado una generación en el limbo, que no encuentra futuro ni en Estados Unidos ni en China.

No te conviertas en espía”, le dijo en tono de broma una amiga a Zhang Ni, estudiante de periodismo en la Universidad de Columbia. Una broma que, hoy, refleja un temor real: el miedo cruzado a la infiltración ha sustituido al intercambio académico y al aprendizaje global.

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