El gobierno de Irán ha anunciado la suspensión de la ley que obliga a las mujeres a portar el hiyab, una medida que por décadas ha sido símbolo de control estatal sobre la vestimenta femenina y objeto de protestas dentro y fuera del país.
La decisión representa un cambio significativo en la política interna iraní, especialmente tras años de movilización social y reclamos de organizaciones de derechos humanos que han denunciado el carácter represivo de esta normativa.
Aunque el gobierno no ha aclarado si la suspensión será permanente o parte de una reforma más amplia, analistas internacionales consideran que el anuncio responde a la creciente presión social al interior del país y a una imagen internacional cada vez más cuestionada por su trato hacia las mujeres.
El uso obligatorio del hiyab fue impuesto tras la Revolución Islámica de 1979. Desde entonces, su aplicación ha estado acompañada de detenciones, sanciones y vigilancia, principalmente a través de la llamada policía de la moral.
Contexto y reacciones
La suspensión de la ley llega tras años de protestas lideradas por mujeres, especialmente a raíz del caso de Mahsa Amini en 2022, una joven que murió bajo custodia por supuestamente usar incorrectamente el velo islámico. Su muerte desató un movimiento global bajo el lema «Mujer, Vida, Libertad».
Diversos organismos internacionales, como la ONU y Amnistía Internacional, han reaccionado con cautela, señalando que aún queda mucho por hacer en cuanto a libertades civiles y equidad de género en Irán.
La suspensión del hiyab obligatorio podría marcar el inicio de una nueva etapa en la lucha por los derechos de las mujeres en Irán, aunque persisten desafíos profundos en materia de igualdad y libertad de expresión.