El gobierno de Javier Milei, tras su victoria en las elecciones legislativas 2025, prepara un proyecto de reforma laboral que promete “formalizar” empleos y mejorar salarios, pero en los hechos busca beneficiar únicamente a las patronales, precarizando el trabajo y aumentando la explotación. Según el propio Milei:

“Ganamos todos… los sindicatos saben que el sistema como está no funciona. La reforma permitirá que muchos informales pasen a la formalidad.”

Sin embargo, la realidad muestra que durante su gestión se han perdido más de 200.000 puestos de trabajo, y los salarios formales están 5 puntos porcentuales debajo de los niveles de finales de 2023.

Principales medidas de la reforma laboral de Milei:

• Salarios dinámicos: las actualizaciones dejarán de ser iguales para todos y dependerán de productividad, resultados sectoriales y desempeño individual.

• Negociación por empresa o región: los convenios colectivos ya no serán obligatorios ni uniformes; cada empresa podrá fijar sus propios salarios, eliminando mínimos protectores.

• Banco de horas: permitirá extender jornadas laborales más allá de las 8 horas diarias y 48 semanales, incluso hasta 13 horas por día, según declaraciones del empresario Martín Varsavsky.

• Pago en distintas monedas y digitalización de procesos, eliminando trabas burocráticas.

• Reducción de indemnizaciones y flexibilización contractual, favoreciendo a las patronales por sobre los derechos de los trabajadores.

El ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, explicó que aunque se ha habilitado el Fondo de Cese Laboral, las patronales no han implementado cambios reales, lo que evidencia que la reforma sirve para incrementar la rentabilidad empresarial, no para proteger a los trabajadores.

“Los empleadores deben pagar más a los trabajadores que se diferencian y se destaquen. Queremos que los salarios generen este diferencial por mérito. Si todo es lo mismo, se apunta hacia abajo”, afirmó el secretario de Trabajo, Julio Cordero.

La reforma propuesta refleja un esclavismo moderno, según críticos, que aumenta la jornada laboral, precariza los salarios y elimina garantías históricas. La libertad prometida por Milei es en realidad una liberación para explotar al trabajador, mientras los capitalistas obtienen mayor rentabilidad sin invertir.

Organizaciones obreras y sectores independientes consideran que esta ofensiva requiere resistencia en las calles, en los lugares de trabajo y en las elecciones, enfrentando a Milei y las patronales con alternativas que defiendan los derechos de los trabajadores y no los intereses del capital.