Entre 150 y 200 soldados argentinos fueron desplegados en Bernardo de Irigoyen, Misiones, para vigilar la frontera con Brasil tras el operativo del Comando Vermelho en Río de Janeiro, que dejó 132 muertos y más de 100 armas incautadas, incluidos fusiles argentinos, venezolanos y peruanos.
El despliegue incluye drones, radares y helicópteros, en coordinación con fuerzas federales y provinciales. La ministra de Seguridad argentina confirmó “alerta máxima” para impedir el ingreso de criminales. Paraguay también elevó la vigilancia en su frontera.
El operativo brasileño genera controversia: el juez Alexandre de Moraes pidió explicaciones sobre el uso de la fuerza, mientras analistas advierten que los cárteles podrían buscar venganza, elevando la violencia en la región.




