El estado de Texas, que concentra el mayor porcentaje de producción de carne de vacuno en Estados Unidos, solicitó al presidente Donald Trump reabrir de inmediato la frontera con México para permitir la importación de ganado mexicano, suspendida desde hace casi un año tras un brote del parásito conocido como gusano barrenador.

El comisionado de Agricultura de Texas, Sid Miller, declaró que las condiciones para retomar las importaciones ya están dadas.

“Necesitamos abrir la frontera lo antes posible. Se puede hacer ya, sin ningún riesgo de que el gusano barrenador cruce con el ganado; tenemos demasiados controles y medidas de seguridad”, señaló.

La medida es considerada clave para aliviar la escasez de ganado bovino que enfrenta Estados Unidos, donde las existencias se encuentran en su nivel más bajo en décadas, afectadas por sequías, mayores costos de alimentación y el cierre de importaciones desde México.

Desde México, el titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, Julio Berdegué, confirmó que ya se sostuvieron avances con su contraparte estadounidense, pero advirtió que aún no hay fecha definida para la reapertura del comercio de ganado mexicano hacia el norte.

El reanudar el flujo de importación de ganado desde México tiene implicaciones tanto para la cadena de suministro de carne en Estados Unidos como para los productores mexicanos, quienes desde hace meses enfrentan la imposibilidad de enviar becerros de engorda al mercado norteamericano. El llamado de Texas pone énfasis en que esta reapertura no solo vendría a estabilizar precios al consumidor, sino a revitalizar un comercio que históricamente importaba más de un millón de cabezas anuales desde México —cantidad que ha caído drásticamente tras la suspensión.