La Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo exhortó al Congreso del Estado de Guerrero a revisar por qué el exgobernador Rubén Figueroa Figueroa sigue siendo homenajeado oficialmente en el calendario cívico estatal, a pesar de su historial de represión y violaciones a los derechos humanos.
Durante una conferencia, Sheinbaum subrayó que el país debe mirar con sentido crítico su historia y no rendir tributos a personajes que representaron la violencia del Estado contra el pueblo. “Guerrero merece justicia, no homenajes a quienes persiguieron a su gente”, señaló la Mandataria, en referencia al legado de represión que marcó el gobierno de Figueroa en la década de los setenta.
Rubén Figueroa Figueroa gobernó Guerrero entre 1975 y 1981, periodo en el que se registraron desapariciones forzadas, torturas y ejecuciones extrajudiciales cometidas contra integrantes de los movimientos guerrilleros encabezados por Lucio Cabañas Barrientos y Genaro Vázquez Rojas, así como contra campesinos y estudiantes acusados de colaborar con ellos. Organismos de derechos humanos han señalado que su administración consolidó uno de los capítulos más oscuros de la llamada “Guerra Sucia” en México.
El homenaje más reciente tuvo lugar en el municipio de Huitzuco, donde autoridades estatales y locales conmemoraron el 117 aniversario del natalicio del exmandatario en una escuela que lleva su nombre. El evento, que contó con la presencia de funcionarios y docentes, provocó una oleada de críticas de organizaciones civiles, víctimas y sobrevivientes de la represión de los años setenta, quienes calificaron la ceremonia como una ofensa a la memoria de las víctimas del Estado.
La Secretaría de Cultura de Guerrero reconoció que el homenaje se realizó con base en la Ley 761 de Símbolos de Identidad del Estado, la cual establece fechas conmemorativas y figuras consideradas representativas para la entidad. No obstante, la propia dependencia anunció que iniciará una revisión integral de la normativa, con el fin de actualizarla conforme a los valores de justicia, memoria y reparación que guían la política de derechos humanos del actual gobierno.
La postura de Sheinbaum fue interpretada como un llamado directo a los poderes locales para romper con la herencia política del viejo régimen, que durante décadas exaltó figuras asociadas al autoritarismo. Analistas consideran que este gesto refuerza la narrativa del nuevo gobierno federal, enfocada en reconstruir la memoria histórica desde la verdad y la dignidad de las víctimas, y no desde los intereses de las élites que perpetuaron la impunidad.
Con esta controversia, Guerrero vuelve a colocarse en el centro del debate nacional sobre cómo el Estado mexicano debe enfrentar su pasado represivo. La revisión del homenaje a Rubén Figueroa Figueroa podría marcar un precedente en la depuración simbólica de los reconocimientos oficiales, y abrir la puerta a una nueva política de memoria que reivindique a las verdaderas víctimas del poder.




