Este primero de diciembre se cumplió la mitad del sexenio que encabeza Andrés Manuel López Obrador. Para es muchos una situación de regocijo; para otros, una calamidad. Sin embargo, la intransigencia política es una característica de la personalidad de AMLO, como en su momento lo cristalizó el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas por allá de 1988 y los noventa.
El recorrido político de López Obrador hasta la Presidencia de la República no se entiende simplemente por su persistencia por el poder, como él dice “el poder por el poder mismo”; sino por una intransigencia política y democrática que surgió a raíz de la cerrazón del PRI-gobierno y su derechización tanto económica como política, así como la latencia de un movimiento político entre izquierda y centro en virar hacia una nación de justicia.
Sin duda alguna, esta primera mitad del nuevo gobierno ha sido controversial, tanto en los dichos como en los hechos, pues ha sacado a relucir muchos pensamientos de índole conservador incrustados en la sociedad mexicana, principalmente el clasismo. No obstante, personalmente lo considero como un síntoma de que las grandes estructuras sociales y políticas se están moviendo de su anquilosamiento. Por ejemplo, ya nadie discutía sobre la pobreza, se daba por hecho la existencia de pobres.
En el argot de la esfera pública, hay quienes tildan a López Obrador de autoritario o demagogo, por mencionar algunos de los calificativos más condescendientes, pero para otros aún representa esperanza de que esta nación pueda transitar al progreso y bienestar. Sus detractores no pierden el menor movimiento para lanzarse en su contra al agrandar los errores y minimizar los logros; entre ellos: la prensa beneficiada con contratos de publicidad de gobiernos anteriores, los “líderes de opinión”, mismos que también recibían financiamiento y, por supuesto, políticos y empresarios beneficiados por las gestiones pasadas, no precisamente de la manera más transparente, una mafia de poder, como se llegó a denominar.
No obstante, no se llegó a perseguir políticamente a nadie, o ¿alguien podría mencionar la cantidad de presos políticos a causa de la llegada de AMLO al poder? Más bien, se ha inclinado por construir el proyecto de la Cuarta Transformación muy a pesar de los opositores, y ello es un signo importante a diferencia del régimen anterior.
Esta primera mitad de sexenio nos tiene que servir para reflexionar en torno a lo que se está haciendo, más de lo que se está diciendo, pues se dicen muchas cosas, y no todas son verdaderas o con carga de razón.
Los hechos pasan por una fuerte inversión en infraestructura de comunicaciones, como el Tren Maya y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, la rehabilitación, remodelación y ampliación de diversos hospitales en el país, la rehabilitación de las refinerías y construcción de una nueva, la pensión universal para adultos mayores, la regulación del outsourcing o subcontratación, el fin de la evasión fiscal y la paga de impuestos por parte de las grandes corporaciones, una política exterior donde México tiene un papel más activo y llamativo en el plano internacional, el robustecimiento los castigos y penas a causa de corrupción por parte de servidores públicos, y no menos importante, el objetivo de traer vacunas gratuitas para toda la población a causa de covid-19, por mencionar algunas.
Incluso, también podríamos mencionar una relativa estabilidad del valor del peso frente al dólar en tres años consecutivos, así como del precio de las gasolinas, las cuales prácticamente no han aumentado; basta con revisar el precio de la gasolina del 2018 a la actualidad.
El trazo de la Cuarta Transformación es claro en cuanto a generar condiciones de justicia en muchos aspectos de la vida económica de las personas más vulnerables, eso es lo fundamental y es allí donde puede tener éxito. Pues muchas de las obras, programas e inversiones están enfocadas en beneficio de la gente más pobre.
No obstante, tenemos por delante aún un camino sinuoso, pues los resquicios de la mafia de poder aún se oponen a este tipo de proyectos y están haciendo uso de todos los medios y mecanismos posibles para frenar cualquier connato de éxito que pueda tener el gobierno que encabeza AMLO. Desde los diversos intentos de coaliciones políticas opositoras hasta la difamación en medios, incluso la creación movimientos “ciudadanos” surgidos de la noche a la mañana donde su única encomienda es que renuncie AMLO. Desde luego, esto confunde a la ciudadanía de lo verdaderamente importante: bienestar para la población en general.
En resumen, la Cuarta Transformación ha tenido sus altos y bajos, sus claroscuros, pero una innegable intención de hacer del país una nación más justa para aquellos que más han sufrido de la de la desigualdad.