Por: José Antonio Munguía
El Proyecto Alternativo de Nación que se está implementando en México bajo la actual administración no sale de las relaciones sociales de producción capitalistas, en las que los propietarios de los medios de producción compran la capacidad para trabajar (no el trabajo) de la inmensa masa de desposeídos de tales medios de producción, sino que lo trascendente es el combate a los resultados del modelo de acumulación capitalista neoliberal. Tengamos claro esto para no desubicarnos en cómo uno piensa este proceso de transformación social.
Aunque se cambie la forma que permite a los capitalistas seguir acumulando riqueza, persisten elementos que devinieron en injusticia y podredumbre social del período neoliberal. El neoliberalismo abrió la posibilidad a capitalistas privados de que se apropiaran más de 1 mil empresas que eran controladas por el gobierno y que habían ayudado a resolver las necesidades de nuestro país mediante un mercado interno fortalecido.
Desde el gobierno de Miguel de la Madrid se desincorporaron empresas paraestatales por medio de venta, fusión, extinción y transferencia, bajo argumento de ser ineficientes y una carga para el gasto público. Alejandra Salas Porras, en el libro citado, nos dice que en 1982 contábamos con 1,155 paraestatales, mientras que para 2006 sólo quedaban 5. Además de apropiarse de riqueza social creada durante décadas bajo la forma de entidades paraestatales, se abrió bajo un frente ideológico y otro político, el camino de enriquecimiento acelerado de los personeros de la profundización del proceso neoliberal:
1. Los planteamientos políticos desde los gobiernos neoliberales apuntalaron el habla sobre la ineficiencia de las paraestatales, que además resultaban una carga para el gasto público. Así prepararon la idea de que el sector paraestatal era solo gasto: al descuidar ese sector se dejó morir la industria nacional. Mientras que por otra vía la privatización implicó aparentemente mayor diversidad de servicios y de mejor calidad (como educación y hospitales) pero nunca se dijo que muchos millones de mexicanos no podríamos pagar instituciones privadas por sus altos costos, convirtiendo derechos en negocios privados.
2. Por la vía política, los representantes “populares”, diputados y senadores, así como jueces, magistrados, presidentes municipales, gobernadores, presidentes de la República y demás secretarios de Estado, cabildearon reformas a la Constitución que les permitió acrecentar sus riquezas individuales, entregando recursos de la nación a empresas particulares mayoritariamente extranjeras. Estos “políticos” neoliberales, de la mano de los medios de comunicación y de sus asesores particulares son los responsables del saqueo a las clases trabajadoras, que por mucho que trabajan tienen apenas para sobrevivir.
Si bien el modelo previo al neoliberal en el fondo no era mejor, sí permitió el último jalón de “movilidad social”, que no fue sino la posibilidad para que la gente pudiera ascender en la escala socioeconómica, mientras los Estados nacionales -como México- consolidaban un mercado interno mediante desarrollo de industria paraestatal que no le costó nada a los empresarios que luego se la apropiaron. En pocas palabras: los modelos anteriores al neoliberal se encargaron de generar estructuras económicas para la acumulación capitalista en gran escala. Aún así, el capitalismo tiene crisis propias de su funcionamiento, pues la producción es para la ganancia y no para las necesidades de la población en su conjunto.
Pensado así, el modelo neoliberal es una necesidad del capitalismo para contrarrestar su caída general de la cuota de ganancia. Si el gasto público se destinaba a empresas paraestatales, con la liberalización de los mercados un sector incrementó su riqueza mediante prácticas monopólicas (como el caso de las telecomunicaciones a finales del segundo milenio), pero resquebrajó garantías constitucionales y redes de protección social completamente. Como se dijo: en la práctica, la salud y la educación dejaron de ser derechos convirtiéndose en sectores de acumulación de capital.
Un elemento crucial para la acumulación de capital es la corrupción, que se multiplicó durante el neoliberalismo como forma y concepción de vida y como oportunidad de ascenso económico. La corrupción no solo es el soborno, sino la práctica resultada de la concepción ideológica bajo la cual es permisible utilizar el rango, responsabilidad, lugar, espacio y cualidades del individuo para beneficio particular o colectivo de cualquier tipo: ese pequeño poder que utilizan funcionarios públicos para eliminar lo que consideran mal desde su subjetividad o permitir lo que consideran bueno.
Si la Cuarta Trasformación tiene un proyecto alternativo de Nación “post neoliberal”, tengamos presente que la relación social capital–trabajo se mantiene. Con todo y todo, las reformas aprobadas durante el primer trienio de esta administración han levantado ámpulas en los sectores más conservadores, reaccionarios y corruptos, nacionales e internacionales, acostumbrados a los negocios futuros corrompiendo funcionarios públicos en sus tareas. Tan solo durante esta realidad pandémica el gobierno mexicano no se endeudó como lo recomendó el Fondo Monetario Internacional (alfil de los intereses del capital financiero estadunidense).
La 4T nos da una oportunidad para organizarnos y profundizar la transformación social o, mejor dicho, profundizar el proceso político revolucionario para acabar de fondo con las causas de la desigualdad, injusticia y miseria, y solo será posible cuando la explotación del hombre (capitalista) por el hombre (trabajador) sea eliminada. Pero para esta situación debemos de caminar por otras situaciones que surquen el camino de la liberación del capital: es la hora de los Pueblos.
@Don_Jochevez
Economista, militante del Movimiento Estudiantil Espartaco de Puebla. Obradorista de base por convicción.