Pluma Patriótica

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Tragedia griega

Tragedia griega

Desde 1977, Grecia había tenido un sistema político bipartidista dividido entre socialdemócratas (PASOK) y Nueva Democracia (ND, de centro-derecha), pero en 2015 esto se transformó. Tras la crisis económica global de 2008, los gobiernos de coalición entre el PASOK y ND adoptaron todos los planes de rescate pedidos por la Troika, pero estos no hicieron más que empeorar la situación.

SYRIZA (ubicado a la izquierda del PASOK y con una tradición de cercanía con los movimientos sociales) se convirtió en gobierno en 2015 con un contexto económico muy adverso: una deuda (casi) impagable que ascendía al 179 por ciento del PIB, un desempleo del 27 por ciento y una economía en recesión.

El éxito de SYRIZA y Alexis Tsipras se basó en unificar las demandas insatisfechas teniendo un enemigo común: la austeridad y los planes de rescate. Sin embargo, las promesas duraron poco. En su primer año, Tsipras convocó a un referéndum preguntando al pueblo si estaba de acuerdo con un nuevo rescate financiero de la Troika. La respuesta fue un “No” contundente. No obstante, él decidió aceptar el plan de rescate (casi) tal y como lo habían mandado desde Bruselas1. Tras esta decisión, Alexis decidió convocar a una nueva elección, donde su apoyo se vio prácticamente intacto.

Tsipras aplicó el programa neoliberal sin chistar. La economía griega pasó de estar en recesión a crecer al 2 por ciento, la desocupación pasó del 27 al 18 por ciento. No obstante, la renta media cayó estrepitosamente, los salarios y las pensiones se redujeron entre un 40 y un 60 por ciento, varios sectores estratégicos pasaron a manos privadas y la deuda pública se mantiene en los mismos niveles. A la dificilísima situación económica habría que sumarle el problema migratorio2 y el reconocimiento a Macedonia del Norte como Estado3.

El pasado domingo, los griegos eligieron el regreso de la familia Mitsotakis4 y ND, el mismo partido responsable de la crisis. El proyecto económico no está en disputa: continuarán los recortes, las privatizaciones, la desregulación de la fuerza laboral y una mayor contracción de los servicios públicos. Donde sí habrá cambios es en la situación migratoria y en la relación con Macedonia del Norte: los controles se endurecerán y se adoptará la retórica antiinmigrante; Kyriakos Mitzotakis adoptará una postura de confrontación con ese país.

Por su parte, SYRIZA deberá entrar en un proceso de reflexión, preguntarse si llegó para solamente ser el nuevo PASOK o debe volver a sus orígenes (los movimientos sociales), o bien establecer una combinación de ambas posiciones. Asimismo, valdría pena (no sólo para ellos) reflexionar sobre aquel referéndum y preguntarse: ¿cuál es el margen de maniobra del Estado-nación cuando los programas son impuestos desde afuera?, ¿hasta qué punto la Unión Europea ha menguado la soberanía estatal?, ¿de qué sirvió ser gobierno si se aplicó aquello que se criticaba? Mientras SYRIZA se mete al debate interno, se avecinan cuatro años aún más complicados para el país mediterráneo.

 
Notas

1 El costo de no aceptar el plan de rescate era la salida de la Unión Europea, lo cual hubiera creado una todavía peor crisis económica.
2 Grecia ha tenido que dar asilo a más de 72 mil refugiados (hasta 2018). Desde 2015, han pasado por Grecia más de un millón de migrantes buscando llegar a la parte norte de Europa.
3 En el imaginario griego, Macedonia es una y es parte de su patria. La aceptación de un Estado con ese nombre no significó un golpe al bolsillo sino a la identidad nacional.

4 El padre de Kyriakos Mitsotakis (nuevo primer ministro) fue también primer ministro por ND en los años noventa.

 

Alejandro Moreno Hernández. Licenciado en Geografía, UNAM-Universidad de Hamburgo. Primer lugar del Concurso Nacional
de Tesis 2017, por la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales. Estudia la maestría en Ciencia Política en la Universidad de Essex.

Twitter: @alexmrhdz

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