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algunas-reflexiones-sobre-el-2021

Recientemente se cumplió un año, un largo año, desde el primer caso de covid-19 detectado en nuestro país. Las cosas no han sido fáciles desde entonces ni para el Pueblo ni para el gobierno, quienes han tenido que sortear de una u otra manera el embate de las consecuencias generales de esta inesperada pandemia. 

Mucho se ha dicho que ningún país estaba preparado para tal situación y es cierto. Los estragos que ha generado la pandemia en el mundo han sido terribles, principalmente por el gran número de pérdidas en vidas humanas: abuelas y abuelos, padres y madres, hijos e hijas, hermanos y hermanas, amistades, colegas de trabajo, conocidas y conocidos, entre muchas y muchos más. A todos nos impactó por igual y desnudó nuestra frágil condición humana.  

Particularmente en México, la pandemia por covid-19 cambió la vida de millones de mexicanas y mexicanos, quienes, de la noche a la mañana, vieron reducidos o mermados sus ingresos, su sustento diario, el alimento para sus familias, lo que les obligó a buscar otras fuentes de ingresos que les permitieran seguir adelante. 

Esta difícil situación nos invita a retomar nuestros orígenes, pensarnos de nueva cuenta como parte de una colectividad, a dejar a un lado los individualismos e intereses personales. Sabernos y aprendernos con plena consciencia como integrantes de una sociedad, y que cualquier acto u omisión que tengamos, impactará en ella. 

Hoy, a un año del inicio de esta emergencia sanitaria, a pesar del pesimismo de muchos actores, México se mantiene fuerte y avanzando con paso firme en la consolidación de un verdadero Estado de Derecho. 

Hoy, de igual forma, con la campaña nacional de vacunación contra SARS-CoV-2 se vislumbra esperanza: pronto la gran mayoría de la población vulnerable, principalmente las y los adultos mayores, estarán inmunizados. Esto, sin duda, es algo que debemos celebrar, sin bajar la guardia.  

Por otro lado, el avance de la Cuarta Transformación de la vida pública no se ha visto mermado por los efectos negativos de la pandemia; por el contrario, nos ha mostrado el rostro humano de un gobierno sensible, que escucha, pero que además atiende los grandes problemas sociales que desde hace décadas azotan a nuestra nación. 

No es casualidad, entonces, que una de las primeras acciones del Presidente López Obrador, haya sido garantizar en todo momento la entrega de los distintos programas de apoyos sociales a la población. Esto, indudablemente, permitió que quienes menos tienen pudieran afrontar con mayores expectativas los efectos económicos que trajo consigo la pandemia. 

México sigue avanzando, no puede haber demoras ni retrasos en el cambio de régimen que se ha propuesto; no hay cabida para titubeos, ni para tibiezas. El compromiso asumido por quienes creemos en este proyecto transformador es trabajar día a día para establecer las bases que permitirán que quienes estuvieron al frente de la toma de decisiones y que tanto daño le hicieron al país en el pasado, no regresen jamás. 

Respecto a ello, en las próximas semanas iniciarán formalmente las campañas electorales rumbo a los comicios de junio, cuando el Pueblo de México tendrá la gran oportunidad de ‒como lo hizo en el 2018‒ refrendar su apoyo a la transformación de fondo, esa que no permite que los actos del pasado sigan lastimando el futuro de las próximas generaciones. 

Llegamos al proceso electoral con una oposición tan desgastada que no se le ve rumbo, ni pies ni cabeza; como bien se ha dicho: están moralmente derrotados. Le fallaron al país, lo saben; traicionaron la confianza del voto popular, lo saben; pero también saben lo que es vivir bajo el cobijo del presupuesto público y, por ello, harán todo lo que esté a su alcance en su obsesión de retornar al poder.  

A pesar de todo, el Presidente Andrés Manuel ‒en un acto histórico‒ hizo recientemente un llamado a la conciliación y a la defensa de nuestra democracia en el siguiente proceso electoral.  A través del Acuerdo Nacional por la Democracia, invitó a los titulares de los poderes ejecutivos estatales a asumir el compromiso de desterrar por completo las viejas prácticas de compra y coerción del voto. A la fecha se tiene registro de la adhesión de 25 gobernadores, la gobernadora de Sonora y la jefa de gobierno de la Ciudad de México.

Esperemos que estas elecciones también sean la gran oportunidad para que se dé una participación ciudadana real, que se acaben por fin las viejas prácticas en la que la premisa era la utilización de recursos públicos para la compra de voluntades, y con ello logremos sembrar futuro para nuestra vida democrática. 

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