Aprovecharé la oportunidad de escribir en este espacio (el medio más obradorista de México) para hacer públicas estas palabras dirigidas a nuestro Presidente, el Licenciado Andrés Manuel.
Dado que muchos nos han calificado como aplaudidores o chayoteros, entre otros términos despectivos que desvalorizan las opiniones de quienes apoyamos el proyecto de la Cuarta Transformación, quiero dejar en claro que no recibo compensación alguna por escribir en favor de la 4T o de las personas que he destacado en mis columnas por su labor, esfuerzo y resultados en beneficio del Pueblo de México. El único privilegio que obtengo es la satisfacción de expresar mi opinión de manera pública y contribuir, aunque sea un poco, a la conversación sobre temas de relevancia nacional. Es importante que se sepa que las juventudes también podemos opinar críticamente sobre la vida política del país.
De maneras infinitas, México y su Pueblo, le hemos agradecido de corazón su trabajo a favor de los sectores que en gran medida han sido desplazados y olvidados, los resultados no mienten. Se ha dado atención especial a los pueblos indígenas, se dio prioridad a las entidades federativas como Chiapas, Guerrero y Oaxaca con los beneficios de los programas para el Bienestar, el aumento al salario mínimo en cifras históricas, la eliminación del outsourcing, el aumento del salario para el magisterio en un 21 por ciento en cuatro años, el establecimiento de los derechos sociales a nivel Constitucional, el cumplimiento del compromiso de no aumentar los precios de la gasolina, diésel, gas y la energía eléctrica. La rehabilitación de 6 refinerías, la construcción de la refinería Olmeca, la ejecución del programa de reforestación más importante del mundo, la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, la creación de la Guarda Nacional. La implementación de medidas democráticas como la Revocación de Mandato o la consulta popular de juicio a expresidentes, se eliminó el fuero del presidente, entre muchos otros logros, que si continúo mencionándolos no daría por concluido este escrito.
Además de los logros alcanzados durante su sexenio, que nos llenan de orgullo y nos permiten caminar con la cabeza en alto (y no solo a mí, sino a millones de mexicanos), puedo decir que el compañero Andrés Manuel no es solo mi Presidente, también es mi mayor referente, tanto a nivel personal como en la vida pública del país.
A finales de 2016, encontrándome en el bachillerato, como muchas y muchos jóvenes, estaba repleta de dudas sobre mi futuro académico, pues no había encontrado mi vocación en ningún lado y no sabía a qué quería dedicar el resto de mi vida, algo que me apasionara y colmara mis expectativas por completo. Sin embargo, a lo largo de mi pequeña historia de vida, había diferentes señales que indicaban el camino que debía seguir, como cuando me encontraba cursando la secundaria. En ese tiempo, alrededor de 2014, en el colegio en el que estudiaba, comenzaron a despedir injustificadamente a los docentes, parecía una epidemia. Compañeros de secundaria y preparatoria nos levantamos como representantes de los grupos para manifestarnos y alzar la voz en contra de las decisiones administrativas. Toda la vida, llámese defecto o cualidad, nunca me he podido quedar callada.
Así, en diferentes vivencias en las que su servidora se ganó el título de loca y revoltosa, por defender mi forma de pensar, por ver por los demás y repito, por no quedarme callada.
En medio de todas esas dudas y preocupaciones, sin darme cuenta, comencé a involucrarme en el debate sobre las precampañas para la presidencia de 2018. Era la única joven de 16 años que llegaba a clase emocionada por debatir sobre las figuras que se estaban postulando, lo que uno decía y lo que decía el otro. Pero, sobre todo, hablaba de un personaje que me había cautivado por sus años de lucha, trayectoria, discursos, resultados en cargos públicos y el amor que siempre proyectaba hacia el Pueblo.
Así fue como sin darme cuenta, Presidente, usted fue visibilizando mi vocación, al servicio público, el amor titánico a la vida pública del país y a la lucha por la justicia social.
Seguramente, sin saberlo, existen muchas historias como la mía, en las que usted ha sido el responsable de inspirar a jóvenes a estudiar Ciencias Políticas y Administración Pública. Mi historia de agradecimiento hacia usted es muy personal y no es un secreto: ha sido mi inspiración y la razón por la cual decidí dedicar mi vida, mis valores y mi lucha a quienes más lo necesitan, así como a las causas justas y democráticas.
Decidí escribir por este medio, de manera pública mi agradecimiento hacia usted, pues a pesar de las múltiples visitas que ha hecho en mi ciudad, Xalapa, en el estado de Veracruz, no he contado con la oportunidad de acercarme, y decirle gracias de frente, espero algún día la vida me permita conocerlo, verlo y externarle que usted es el responsable de revelar el camino que muchas juventudes, entre ellas, su servidora, quien suscribe con admiración y respeto, estamos recorriendo con mucho amor y pasión.
Desde lo más profundo de mi corazón, aquella niña de 16 años que cargaba una Constitución en su mochila, y la mujer de 22 años que hoy comienza a recorrer el camino de la lucha a favor de la justicia social como forma de vida, le dice: gracias, señor Presidente.