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AMLO y las consultas populares como ejercicio de gobierno

En 2021 se llevó a cabo la primera consulta popular nacional, con apego a toda la normatividad vigente, sobre si se quería o no llevar a juicio a los actores políticos del pasado; en este último trimestre se gestará una segunda consulta popular sobre la revocación o ratificación del mandato del Presidente de la República.

La realización de estos ejercicios democráticos para hacer partícipe a la ciudadanía en temas de relevancia nacional o en la conducción del gobierno de Andrés Manuel López Obrador tiene su origen dos décadas atrás. Para la oposición, las polémicas consultas al Pueblo por parte del mandatario se remontan a cuando era jefe de gobierno del entonces Distrito Federal (actualmente Ciudad de México).

Para empezar, nos podemos situar en la implementación del horario de verano, en 2001, que fue la primera consulta popular vía telefónica de López Obrador como mandatario. En esta participaron 321 933 capitalinos y tuvo como resultado 75% en contra y 25% a favor de su implementación. En consecuencia, el Jefe de Gobierno decretó la no aplicación del horario de verano para el D.F., que había sido una propuesta de implementación nacional por el entonces presidente Vicente Fox. La controversia llegó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación que turnó al Congreso de la Unión la definición de la aplicación.

Asimismo, López Obrador consultó a los y las ciudadanas de la capital para poder aumentar el costo del metro de 1.50 a 2 pesos en el año 2001 y en el 2002 sometió a la voluntad popular la construcción de la que sería una de las obras más trascendentales de su gestión, el segundo piso del periférico. La consulta al Pueblo fue vía telefónica y en conjunto con el Instituto Electoral del Distrito Federal se instalaron 6 169 casillas; lo que dio un total de 754 067 votos emitidos que le permitió al Jefe de Gobierno proceder con la construcción con mayor legitimidad.

Ahora, en 2022 votaremos sobre la permanencia o no del Presidente de la República. Andrés Manuel López Obrador en 2002 y 2004 ya se sometió a procesos de revocación del mandato donde la ciudadanía refrendó su apoyo al Jefe de Gobierno, en ambas ocasiones con un triunfo del 95% de los votos emitidos.

En consecuencia, con su proceder democrático en el ejercicio del poder, en octubre de 2018 (días antes de su toma de protesta), López Obrador realizó una consulta popular sobre la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, en la cual participaron 1 millón 86 339 ciudadanos y que le dio el triunfo a la opción de Santa Lucia con el 69.87%. De la misma forma, el presidente electo López Obrador decidió pasar los proyectos prioritarios de su gobierno por el aval del Pueblo a través de las urnas.

Todo este proceso de implementación de consultas populares ha permitido explorar diversas formas de realizarlas. Hoy, parte del legado de la Cuarta Transformación es haber aplicado por primera vez la Ley Federal de Consulta Popular y la creación de la Ley Federal de Revocación de Mandato como materialización legal de la voluntad política manifiesta en todas las consultas populares anteriores.

Lo que entraña realizar estos mecanismos de participación ciudadana es: primero, generar canales de interlocución entre el Pueblo y su mandatario —para generar un gobierno de cercanía donde tenga valía el principio de ejercer el poder obedeciendo al soberano que es el Pueblo; segundo, acelerar procesos de politización —es decir, que la ciudadanía tenga mayor interés del quehacer político y, por lo tanto, mayor participación en la vida pública, con la intención de hacer más público lo público y que la política no esté sujeta a intereses creados—, y tercero, el inicio de una democracia sustantiva, que se traduce en instrumentar cómo puede el Pueblo ejercer su poder y ampliar la vida democrática más allá del sistema de partidos —donde cada tres o seis años se eligen solo gobernantes, conocido como la democracia representativa—. Esto para dar paso la democracia participativa donde la ciudadanía tenga mayor protagonismo en la toma de decisiones y en la conducción de política.

Es ahí donde radica la importancia de participar en dichos procesos y profundizar nuestra vida democrática como país con la finalidad de la política sea de todos y la hagan los Pueblos.

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