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Aprendamos de Alfaro

Siguen volando acusaciones de que México se convierte en Cubazuela y de que la 4T es una dictadura totalitaria. Por todo eso, nos encontramos muy tristes (¡!) en el Obradorismo. Como somos un gobierno democrático y sobre todo popular, simplemente no hemos llenado las expectativas de la oposición y los simpatizantes del PRINEANRDMC están muy descontentos.

Es un hecho conocido que no gobernamos para la oposición sino para las grandes mayorías, pero vale la pena hacerse la pregunta hipotética de qué es necesario para realmente convertirse en un régimen con rasgos totalitarios, como el que tanto acusan nuestros adversarios. Para ello, hago un llamado peculiar. A todos aquellos que quieran construir un régimen duro de derecha, los invitamos a que aprendamos de uno de sus exponentes, Enrique Alfaro:

  • Comience gobernando un municipio de la periferia trayendo políticas públicas importadas, como el presupuesto participativo. Recuerde, usted seleccione de antemano los proyectos y asegúrese de que solamente puedan votar quienes sean dueños de sus propiedades, para fortalecer el carácter feudal de su municipio.
  • Sea duro, pero solo en el discurso. Enfréntese al gobernador (o presidente) en turno y nunca lleve a cabo acciones reales. Si el gobernador en turno le hace fraude electoral, usted no dispute la legitimidad de las elecciones. Recuerde, si sabe acordar con los poderes fácticos, pronto llegará su turno de gobernar.
  • Sepa que el miedo, la incertidumbre y la duda son parte de su repertorio. Ante la protesta social, utilice brigadas blancas. Entre más ilegales y descaradas, mejor. Así será más fácil negar conocimiento o responsabilidad de la represión. Aunque se filtren vídeos de las brigadas blancas recibiendo instrucciones en la casa de gobierno, niéguelo. Acuse que el crimen organizado trata de desestabilizarlo.
  • Recuerde el imaginario de Díaz Ordaz: aduzca fuerzas malignas de izquierda, sin nombrarlas, en una gran conspiración para derrocarlo. Apele a los sentimientos del orgullo de provincia, aunque su estado sea plural, diverso y de inmigrantes. Recuerde que el orgullo local vestido con prejuicios es su mejor aliado.
  • ¿No tiene base social? ¡No importa! Legitímese atrayendo activistas progres con la ilusión de un mando medio o una secretaría discreta y salarios decentes. No importa que las agendas queden relegadas en un rincón, los activistas se conformarán con dar pequeños pasos en forma de manuales, protocolos, programitas o campañas en medio de una administración represora de derecha. Recuerde que también puede aplicar el doble rasero todo el tiempo: acepte la renuncia de una mujer por firmar con un título académico que no tiene, pero no exija la renuncia de varones que cometen la misma falta.
  • Niegue la ideología o sea confuso deliberadamente. Nunca se diga de derecha, para no perder a las clases medias y altas que exigen los derechos de avanzada del primer mundo sin garantizar condiciones mínimas de vida para los pobres. Nunca se diga de izquierda, para poder absorber fácilmente al panismo más reaccionario y ser compatible con organizaciones teocráticas. Todos creerán que usted está de su lado y usted podrá gobernar cómodamente para sí mismo y para intereses inmobiliarios o económicos que tenga que proteger.
  • Reclute a reyes filósofos, jóvenes culturosos y mano de obra digital millenial para su comunicación. De la mano de razones sociales opacas y diversas, ilustradores y animadores talentosos o compositores de jingles, podrá crear una rica iconografía que suavizará los golpes más duros a la ciudadanía. Entre más infantil y amable sea su comunicación social, más sencillo será ocultarse tras de ella. ¿A poco alguien sensato creería que reprimen y desaparecen en la Ciudad de los Niños?

Podríamos continuar con una extensa lista de lecciones de Alfaro como sus pretensiones separatistas de ser el ‘Barcelona’ de México, todo de la mano de periodistas de abolengo. Incluso podríamos abordar el fino arte de traicionar a los amigos para quitarlos de la capital cuando no son políticamente rentables, pero rebasaríamos por mucho la longitud habitual de una columna.

En todo caso, la ironía y el humor deben ser herramientas para desarmar a los tiranos y un manual más extenso podría ser inadvertidamente tomando en serio por aquellos jaliscienses que están dispuestos a reprimir, acallar y delinquir para mantener la ambición presidencial de Alfaro viva. Estoy seguro de que a Jalisco le esperan tiempos mejores pero el trance de los siguientes 3 años tristemente seguirá dando material para continuar “aprendiendo” de a quien las redes bautizaron como #AlfaroRepresor.

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