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Aranceles, aviones espía y cárceles

Las características de la segunda administración Trump busca llevar a su consecuencia lógica varias acciones y tendencias que vimos durante su primer mandato. La contención del Presidente López Obrador a Trump, mientras llevaba a cabo cambios nacionales de gran importancia, permitió a México modificar las condiciones políticas lo suficiente para tener un gobierno fuerte, con un gran mandato popular. Eso ha sido el pilar de la resistencia ante sucesivas agresiones estadounidenses.

La primera agresión estadounidense fue poner en entredicho con sus calificadoras y medios de comunicación la capacidad de México de recibir inversiones. La Presidenta Sheinbaum debió concertar con varias firmas y capitales anglosajones acuerdos básicos para tener un inicio de gestión sin dificultades. Lo logró.

La segunda agresión estadounidense fue cuestionar elementos básicos de la seguridad nacional mexicana. La política de seguridad pública y nacional mexicana fue guiar con el ejemplo del combate al lavado de dinero y al crimen transnacional que es inducido por Estados Unidos. Además, la Presidenta Sheinbaum ha señalado el grave problema de salud pública (y mental) que prevalece en Estados Unidos, sin que se atienda de ninguna manera. Esta agresión ha estado contenida, a pesar de los sobrevuelos de aviones espía y la movilización de fragatas de la marina estadounidense en el noroeste mexicano.

La tercera agresión estadounidense podría consistir en intervenir directamente en suelo mexicano. El magnate que asesora al presidente Trump ya ha tenido éxito en dirigir las acciones de Trump a sus obsesiones personales, como la defensa de la minoría blanca afrikaans en Sudáfrica. Indudablemente lo podría intentar con el clúster de litio y energía en Sonora y mucho más ahora, que México busca ser más soberano en semiconductores y vehículos eléctricos. Esta agresión está en desarrollo, si bien está contenida por el Plan México y el consenso liderado por la Presidenta Sheinbaum de que los capitales mexicanos deben alinearse detrás de ella para prosperar y competir con el privilegio exorbitante del que gozan los capitales anglosajones.

Estos capitales, que cuentan con un ejército tras de sí y financiamiento ilimitado a través de la colocación de deuda en dólares con la máquina de la FED, ya buscan abrirse sendas comerciales en Panamá y explotación de recursos naturales en Groenlandia a través del arrebato y explotación de territorio soberano ajeno al estadounidense.

Estas agresiones están encabezadas por una ola renovadora del conservadurismo estadounidense, que busca revertir la decadencia de aquel país dando poder de decisión abierto y directo sobre la política a los capitales acumulados a través de empresas tecnológicas.

Estas empresas, cómplices y accesorios del espionaje masivo en línea durante las administraciones Bush, Obama, Trump y Biden, ya no pueden descargar sus capitales masivos acumulados durante la época dorada del crédito barato, financiado por el propio Estados Unidos. Deben encontrar la manera de asignar esos capitales para su crecimiento de otro modo.

Se han abierto vertientes insospechadas para dichos capitales, que comenzaron con el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel y que están culminando en la despolitización del conflicto palestino, para convertirlo en una ocupación inmobiliaria y el desarrollo de una Riviera de Pureza étnica, desarrollada por fondos soberanos árabes o propios. No es una casualidad que Trump haya decretado una creación de un fondo soberano, imitando la asignación de capitales saudí.

México ha comenzado a orquestar desarrollo tecnológico que busca dar un salto cualitativo a una economía que realmente aporte valor a sus procesos industriales. Ese valor deberá ser generado primordialmente en México y ser susceptible de ser exportado. Solo así se revertirá la relación que el tratado de libre comercio entre los tres países norteamericanos determinó para México: un proveedor deficitario y expulsor de mano de obra agrícola y de la construcción.

Nuestro país debe insistir en la no subordinación. Tenemos el ejemplo contrario en el gerente nacional que ha ofrecido las cárceles salvadoreñas para recibir a prisioneros estadounidenses, en la transacción más creativa y violatoria de la soberanía estadounidense que ha sido propuesta en décadas. México tiene el extraño privilegio de poder ver de lejos el ofrecimiento de instalar una prisión como Guantánamo con fines de lucro. ¿Qué mejor advertencia de qué podría pasar si retrocedemos al tiempo previo a la transformación?

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