El pensamiento crítico está en el ADN de la Cuarta Transformación. La pobreza, la desigualdad y la discriminación no son hechos que suceden de manera aislada o espontánea. Su base está en la desigualdad, en un proceso histórico donde se ha perpetuado pobreza con la acumulación irracional de la riqueza. Nuestra historia marca un proceso de conquista, donde los pueblos originarios fueron arrasados y sufrieron el expolio y el atentado contra su cultura. La época de la Colonia dio cuenta como de manera sistemática siguieron siendo despojados los pueblos más desprotegidos. El nacimiento de la nación independiente no ha podido terminar con los grandes problemas de la desigualdad. En fechas recientes, el neoliberalismo aceleró las dinámicas de la explotación y lo que fue terrible, “normalizó” la gigante brecha de la desigualdad, todo esto encubierto en una supuesta “meritocracia” que no es sino la forma de justificar lo injustificable; que existan personas y comunidades sumidas en condiciones de miseria.
En el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, el coro de medios a modo repetía sin parar que México estaba ya en el primer mundo. A fuerza de la repetición el bulo empezó a ser creído por sectores de la sociedad. La foto del expresidente con su homólogo norteamericano, George Bush era el mensaje de que el país había vencido sus grandes problemas. Pero “a ras de suelo” sucedía otra cosa, las políticas económicas de Salinas de Gortari estaban empobreciendo a la gente. Enero de 1994 era la fecha en la cual con “bombo y platillo” habríamos de ingresar al primer mundo esto con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio. De manera organizada y valiente, grandes colectivos de campesinas (os) e indígenas se levantaron en armas en el estado de Chiapas. Esto trajo consigo un nuevo marco de reflexión en la nación y los grandes medios internacionales empezaron a cubrir los hechos para mostrarle al planeta el rostro de la desigualdad en México.
¿Cuál debe ser la respuesta ante la desigualdad perpetuada a través de los siglos? ¿Es efectiva y éticamente sostenible la violencia? Estas dos preguntas son muy profundas y tienen una amplia gama de grises en su respuesta. Si bien, hay quienes creemos que la violencia no debe ser el camino, toca entender que ante casos extremos es una vía de respuesta popular que está presente en nuestra historia. Ante un gobierno indolente como el salinismo, estas formas de comportamiento se entienden. Ante la represión salinista, un enorme movimiento cívico en todo el país salió a las calles para exigir el cese al fuego y la negociación inmediata.
Desde hace ya 6 años un grupo de compañeras y compañeros nos hemos articulado en torno a un espacio de reflexión, diálogo y acción llamado Más Movimiento como un espacio para la construcción política. Entendemos un doble movimiento del poder; primero, debe venir de abajo hacia arriba, esto es, las causas populares son nuestra razón de ser y las que marcan nuestra agenda, Segundo, la toma de decisiones y la construcción de acuerdos debe ser horizontal en ese contexto, hace algunos días se sumó a nuestras filas el célebre Comandante Tacho, una persona fundamental en el EZLN. Su espíritu libertario es ejemplar, por ejemplo, afirmó: “«Vamos a comunicar que no queremos la guerra. Vamos a pedir la paz, pero una paz que sea justa, digna, donde se reconozcan los derechos de todos los indígenas, de los hombres y de las mujeres, pero también donde se nos reconozca cómo somos, con todas las diferencias que existen con nuestros dialectos, costumbres y tradiciones. Queremos que todo eso quede incluido.” El clamor del México que reconozca la pluralidad y ponga en el centro la justicia es la fuerza con la que clama su mensaje el Comandante Tacho.
Debemos reconocer la variedad de formas y métodos de lucha. En nuestro caso creemos en la vía pacífica y electoral para llevar a cabo nuestro ideario. Vimos en el ejemplo del expresidente López Obrador que esto es posible.
Ratificamos en el gobierno de nuestra Presidenta Claudia Sheinbaum que se puede enarbolar los más altos ideales mediante esta ruta. Con mucho orgullo y compromiso damos la bienvenida a esta forma de hacer política al Comandante Tacho de quien sabemos será un faro de nuestro movimiento, en el segundo piso de la Cuarta Transformación donde van de la mano la reflexión y la acción política.