Como sabemos, la construcción del Canal de Panamá fue financiada en gran medida por los EE. UU., gracias fondos provenientes de impuestos y la emisión de bonos del gobierno federal durante el mandato de Roosevelt, quien entendía bien su posición estratégica y comercial.
Diversos medios afirman la inversión total fue de 375 MDD, por lo que EE. UU. asumió el control directo del proyecto; sin embargo, hubo inversores internacionales —como entidades financieras europeas, específicamente francesas, británicas y alemanas— que también impulsaron la obra.
¿Cuándo y por qué EE. UU. perdió el control del Canal de Panamá?
Durante el siglo XX, el Canal de Panamá estuvo controlado por los Estados Unidos, en virtud de la concesión de la Zona Canal, un área de 16 kilómetros, que se le otorgó mediante la firma del Tratado Hay-Bunau-Varilla, luego de la independencia de Panamá en 1903 (en la que también tuvo apoyo estadounidense).
Es así como, a partir de 1904, Estados Unidos controló el Canal, sin embargo, luego de 75 años, Panamá comenzó paulatinamente a controlar la Zona del Canal, para tenerla bajo su control ya a finales del siglo XX. De ahí que el 31 de diciembre de 1999 conforme a los Tratados Torrijos-Carter, la plena soberanía de la Zona quedó completamente a cargo de Panamá.
La llegada de Trump y la recuperación del Canal de Panamá
Además de lo política arancelaria de Trump, las posturas políticas recientes del presidente han dado a entender que está entre sus intereses incidir en la Zona.
Este es un tema clave no sólo en la historia del Canal, sino que además de la nueva relación de EE. UU. y Panamá, la cual se puede mejorar —o, en su caso, quizás quedar igual— de no llegar a algún acuerdo de interés mutuo.
Por eso, el control de las rutas comerciales internacionales son aspiración necesaria. EE. UU. sabe que su rol en la geopolítica internacional es crucial.
Hasta el momento. Trump ha sido mesurado, a pesar de que se trata de una de las obras de ingeniería más importantes en la historia del mundo con gran importancia, incluso por estrategia militar ya que anteriormente fue clave en la movilidad de la flota naval de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.
De ahí que, además del interés comercial, su recuperación sea óptima en términos de seguridad nacional, asunto prioritario para el presidente Trump.