Trasnochado: Dícese de la persona que no están al día, o que sus ideas no tienen actualidad ni vigencia.
Persona que rememora lo ya acontecido,
argumentando que “todo tiempo pasado fue mejor”.
Individuo con la percepción de la realidad
alterada por la falta de sueño.
El pasado 29 de enero, el Partido Comunista de México emitió un boletín de prensa mediante su red social X. En el citado boletín, anuncian con bombo y platillo, que participarán en las elecciones acudiendo a la figura de candidatos no registrados. Los puestos por los que competirán, serán presidencia de la república, y los gobiernos de la Ciudad de México y Morelos.
En su boletín de prensa, (su exposición de motivos), aseguran que el gobierno del presidente López Obrador es “anti obrero y anti popular…” con “salarios sin poder adquisitivo a pesar de los aumentos”, y que los gobiernos de Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez (a los que mete en el mismo costal, a pesar de ser completamente distintos) “dejan un saldo de inseguridad, desempleo, hambre, miseria, pérdida de soberanía, políticas de choque contra la clase obrera…” etc.
Más adelante, dentro de su mismo boletín, mencionan que al no contar con registro “por el carácter antidemocrático de la ley electoral”, acudirán a la figura de candidatos no registrados, (en negritas en el original) llamando al electorado a “escribir el nombre de la opción que los representa en la boleta electoral”, y dan los nombres y perfiles de sus candidatos.
Sobre el particular me permito hacer los siguientes comentarios:
Es completamente falso que el gobierno de López Obrador sea antiobrero y antipopular. El aumento al salario mínimo ha sido de al menos 110% durante su gestión, lo cual implica una recuperación del 71% del poder adquisitivo y el mismo, por ley ya no podrá ser menor a la inflación. Eso, sin contar con su índice de aprobación cercano al 80% (Peña Nieto finalizó su mandato con 14% de aprobación). ¿En qué se basan para afirmar que es antiobrero y antipopular?
Mentira, también lo es la afirmación de que dejan un saldo de inseguridad, desempleo, pérdida de la soberanía, etc. Basta asomarse a las estadísticas para ver cómo mejoró la calidad de vida en todo el país, las grandes obras de infraestructura, recuperación de la soberanía energética, pero incluso en temas de inseguridad, la disminución de más de 20% en asesinatos habla por sí mismo. ¿Falta mucho por hacer? Por supuesto, pero no se compara con el escenario catastrófico que pintan.
La democracia, es el gobierno de las mayorías (no necesariamente el “gobierno del Pueblo”), y esas mayorías, representadas en el Congreso de la Unión votaron la “antidemocrática” ley electoral que es la que en este momento rige el proceso. Los desencuentros entre el actual gobierno y el árbitro electoral son del dominio público. No se puede decir que sea el gobierno el que impida que otras opciones, en este caso las no registradas, participen en la contienda.
El llamado a votar en la casilla en lanco, es igual a promover la abstención o el voto nulo, cosa que ya hacen personajes liados al conservadurismo, como Denisse Dresser y esto, solo beneficia a la derecha –esa sí, antisoberanista, antiobreros, antipopulares, violentos, corruptos y más- representada ya por Xóchitl Gálvez.
Al presentarse como una opción “distinta”, lo hacen pareciéndose mucho al PRIAN.
Tal vez deberían de empezar por enterarse que el Muro de Berlín cayó en 1989, que todo el bloque soviético cayó en 1991 y que hablar de comunismo como una opción de gobierno en estos tiempos, es —por decir lo menos— trasnochado y fuera de toda actualidad y vigencia.
Y, ya entrados en gastos, deberían hacer un comparativo entre lo hecho por este gobierno y lo hecho por los gobiernos anteriores, para no partir de un supuesto falso que sería la base de su programa y su campaña.
El enemigo a vencer no es este gobierno, sino el programa de vuelta al pasado y de reprivatizaciones de los bienes públicos, que son la plataforma de campaña del PRIAN y la red de corrupción e intereses aglutinados en torno a su cabeza visible, Claudio X. González.
Hacerles el juego a ellos promoviendo el abstencionismo o el voto nulo (resultado de votar en la casilla en blanco) sólo es tomar el papel de “tonto útil”. La Historia se los reclamará.