El temple, tranquilidad y mesura, de nuestra Presidenta Claudia Sheinbaum, viene de su formación como científica al saber que con datos en la mano que si Trump aplica aranceles a la relación comercial con México los primeros afectados son los Estados Unidos.
La Presidenta es una clara seguidora de Sun Tzu en El arte de la guerra, donde dice “conoce al enemigo y conócete a ti mismo y sobre tu victoria no caerán dudas”. La información es poder y la presidenta se ha valido de esto para generar estrategias, me refiero en particular a la cuestión de las armadoras automotrices. El diseño de movilidad en Estados Unidos está basado en un 80% en el uso del automóvil; las ciudades y carreteras se diseñaron alrededor de automóvil convirtiéndolo en una pieza básica de consumo. La aplicación de aranceles provocaría que este bien básico para los estadounidenses corra el riesgo de aumentar su precio entre tres mil y cinco mil dólares.
Trump quisiera regresar a los mejores tiempos de ciudades como Detroit, pero hoy la producción automotriz depende en más de 40% de las autopartes que exporta México y tomaría años y costos muy grandes lograr que las armadoras produzcan al 100% en Estados Unidos y tendría que apostar por armar automóviles eléctricos con todo lo que implica.
La tranquilidad de la Presidenta se basa en el conocimiento científico de la realidad. No cabe duda que en los peores tiempos hemos tenido los dos mejores gobiernos.