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Cocinando la desigualdad

Todas las personas comemos; es un hecho biológico, natural, pero dice mucho de la sociedad el cómo —y no hablo de los sabores, aunque sería bueno hacer un recorrido culinario por la vasta gastronomía mexicana—, refiriéndome a las interacciones sociales en la cocina. De acuerdo con los roles tradicionales, a las mujeres “nos toca” alimentar a la familia y preparar los alimentos, he visto a servidoras públicas (incluso regidoras y presidentas municipales) llegar corriendo a un taller, una reunión o a sus oficinas, porque “dejaron la comida hecha”. Es cierto que ya hubo un ligero cambio, porque de hace algunas décadas a la fecha, los hombres cocinan un poco más, pero ¿qué tanto? De acuerdo con un estudio elaborado por Global Kitchen, “la mujer sigue siendo en el 63,4% de los casos la persona que cocina habitualmente en la casa”. Ese es el promedio a nivel mundial, por supuesto que hay países en donde llega a 80% (Emiratos Árabes); sin embargo, en Estados Unidos (53.6%) o México (70%) la mayoría de las personas que cocinan son mujeres. Estamos lejos de la igualdad (ya sabemos que cocinar forma parte del tiempo de cuidados, y que, de acuerdo con ONU Mujeres, las mujeres dedican 268 minutos por día a las tareas de cuidado no remuneradas, mientras que los hombres sólo pasan 155 minutos en esas labores; es decir, ellas invierten casi el doble de tiempo en esos menesteres).

Asimismo, si pasamos al ámbito laboral de la cocina, encontramos que los puestos más prestigiosos en la industria de los restaurantes les son relativamente ajenos a las chefs mujeres. Es un ámbito competitivo, en donde las mujeres están en desventaja, y en donde el “prestigio” y reconocimiento es mayoritariamente de los hombres, de hecho, como muestra una estadística, menos del 4 % de la totalidad de chefs con tres estrellas Michelin (la clasificación más alta que se puede obtener) que aparecen en la conocida guía de restaurantes.

Es importante resignificar la presencia de las mujeres en la cocina, quienes a lo largo de la historia han sido las guardianas de la cultura y tradiciones gastronómicas, quienes tienen mucho que aportar, en un país como México, las mujeres pueden preservar y difundir los sabores de cada entidad, de cada región del país, es de suma importancia reconocer la influencia de las mujeres en la cocina, pero sacándolas de ese territorio que desmerece su aportación, es momento que los hombres asuman un rol más activo en todas las labores no remuneradas del hogar y se puede empezar por la cocina.

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