Pluma Patriótica

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Cómo hacer una potente campaña obradorista

La militancia de Morena en todo el país está oficialmente en campaña. Las y los abanderados de la 4T tienen que derrotar a los conservadores en las urnas si queremos que el proyecto de regeneración nacional continúe, y para ello hay que seguir el ejemplo del Presidente Andrés Manuel López Obrador: recorrer el territorio a ras de piso tocando puertas, conectar con el Pueblo y organizar la estrategia de promoción y defensa del voto. En esta dinámica no hay cabida para los anuncios espectaculares ni los videos matutinos haciendo yoga.

Dice mi querido amigo Samuel Torres en su columna La campaña soy yo, que la política corre el riesgo de convertirse solo en un concurso de popularidad, y sostengo que eso tiene que ver con dos cosas: la fatuidad de las campañas sin contenido en redes sociales y el equivocado intento de medir la voluntad popular con encuestas que toman el parámetro de la <popularidad> como el definitivo para ganar elecciones, aunque la realidad muestre una y otra vez que no funciona así.

En 2018 entré en pánico al ver que varios candidatos temían hablar en público, que planeaban pedir préstamos bancarios para rentar anuncios espectaculares y que hablaban de organizar fiestas y comidas masivas como eventos políticos, a pocos días de arrancar la campaña más importante de la vida pública de México. En lugar de lamentarme -preocupado, confieso-, organicé un curso exprés para candidatos llamado El triunfo de la esperanza, en el que sinteticé ética, teoría política, mercadotecnia, estrategia electoral y las opiniones del Presidente en torno a lo que debía ser una potente campaña de izquierda. En resumen, trataba de lo siguiente:

Brigadear

Es el verbo de Morena. El punto medular del trabajo político de la 4T es tocar puertas y entregar un periódico o volante como pretexto para hablar con la gente. Las brigadas son cansadas, desgastantes y absolutamente necesarias. Los simuladores las evitan.

Las brigadas tienen dos tareas fundamentales: llevar el mensaje de campaña de la 4T casa por casa y obtener los datos de quienes integrarán las estructuras de promoción y defensa del voto.

Las y los brigadistas no son volanteros ni carne de cañón; son la vanguardia de nuestro movimiento, quienes llevaron el mensaje de no decir adiós a la esperanza en los tiempos más oscuros del neoliberalismo, casa por casa. Su labor es prioritaria en una campaña de izquierda porque puede desarticular la compra de voto, el acarreo y la coacción, brindando información clara sobre cómo operan los adversarios y cómo el Pueblo organizado puede derrotar al fraude.

Los brigadistas se encontrarán con tres tipos de personas:

  • Las ya convencidas de nuestro movimiento. – A ellas no se les dice, “¡Muy bien! ¡Vamos a ganar!”. Hay que pedirles sus datos para la promoción y defensa del voto.
  • Las que no se pueden convencer. – Únicamente se les invita a revisar nuestras propuestas, despidiéndose de ellas amablemente, sin caer en provocaciones.
  • Las indecisas. – Son el objetivo primordial.

Hablar en público

Quienes genuinamente contienden por Morena han luchado en el activismo político y social, y naturalmente le han hablado al público, con y sin micrófonos, a grupos pequeños y a las masas. La manera en que hablamos es determinante porque devela carácter, conocimiento y empatía, o la falta de éstos. Conectar con el Pueblo es fácil cuando entiendes lo que le afecta, lo que requiere y lo que le emociona. Apúntale bien: las campañas se ganan con emociones. La campaña sí tiene que arrojar propuestas, pero siempre acompañadas de emociones que permitan entenderlas y adoptarlas.

El discurso político debe ser sencillo y contundente, y debe encajar en la realidad de los votantes, de tal forma que le encuentren sentido al escucharlo. Más que de convencer, se trata de conmover a quien escucha. No hay espacio para absurdas historias de superación personal sobre cómo tu abuelo se hizo millonario trabajando de sol a sol. Que tus propuestas tengan sentido y tu discurso cautive de inmediato con autenticidad. La razón está de nuestro lado.

Organizar la estrategia electoral

Es ilógico esperar una votación positiva en un distrito o sección que no se trabajó. La estrategia se divide en dos grandes tácticas: promoción y defensa del voto. Ambas requieren organización y trabajo previo mediante las brigadas.

Sobran los operadores políticos chafas que ofrecen bases de datos, montones de copias de credenciales de elector y movilización el día de la elección. No sirven para nada. Lo único que importa es la organización popular.

Por último, nosotros no le entramos a las campañas de baratijas, ni de “aire”, ni de hamaca. En ello son expertos los candidatos del PRIAN. Aunque las redes sociales son imprescindibles para comunicar propuestas y actividades, es el trabajo de tierra el que le da sentido a las redes.

No hay atajos en esto. El Presidente nos ha dado enormes lecciones de paciencia, resistencia y de no claudicar, y nuevamente es momento de mostrar nuestro apoyo incondicional, porque amor con amor se paga. A él le quedan seis meses en el cargo, pero haremos que el Obradorismo continúe con la Dra. Claudia Sheinbaum y construiremos el segundo piso de la Cuarta Transformación. Ya lo dijo el Presidente: «Ustedes representan la conciencia honrada que se subleva ante la injusticia; ustedes luchan por una nueva vida y trabajan por una Patria nueva.»

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