Haré una confesión: nunca me ha agradado ser considerado joven, tal vez porque desde temprana edad me inicié en el quehacer político y consideraba que el ser catalogado de tal manera, en el noble oficio de la política, restaba importancia a nuestra acción dentro de un movimiento fundado, organizado y dirigido casi totalmente por compañeras y compañeros que sobrepasaban los 50.
Han pasado ya 13 años de ese inicio. Hoy, a mis 28 años, cerca de llegar a ese límite imaginario que marca la ley en el cual se abandona la juventud, reflexiono sobre el compromiso que tenemos con la historia, con el tiempo que nos tocó vivir y el papel fundamental que jugamos las y los jóvenes mexicanos en el actual proceso de transformación de la nación.
A diferencia de La Independencia, La Reforma y La Revolución Mexicana, la 4ta Transformación cuenta con una fuerza juvenil consciente y presente en cada uno de los espacios donde se manifiesta de manera visible el poder; desde la Cámara de Diputados y de Senadores, los congresos locales, pasando por la administración pública federal, hasta posiciones claves dentro del movimiento que dio inicio al proceso de transformación, y que es responsable de mantenerlo y darle continuidad.
En un país como el nuestro, con cerca de 38 millones de jóvenes entre 12 y 29 años de edad –lo que representa más del 30% de la población total de México– es fundamental y estamos obligados a repensar el papel que la juventud juega en el desarrollo de nuestra sociedad. No solo como una cifra sin sentido ni contenido; tampoco, aunque podría justificarse, como esa importante fuerza laboral que pueda sostener a otros sectores de la sociedad, sobre todo a los más vulnerables, mucho menos recordando aquellos discursos baratos a los que el viejo régimen neoliberal nos acostumbró: en los que falsamente se elogiaba a la juventud considerándonos el futuro de la patria, un futuro que al transcurrir los años y las décadas no terminaba de llegar.
La juventud no puede paralizarse ni debe esperar consideraciones para lanzarse a la acción, debe hacerse responsable de su condición, de ser ese factor clave dentro del proyecto alternativo de nación y contribuir en todos los sentidos en cualquier espacio donde la gente lo requiera. Debe estar al frente de la enorme tarea que representa mantener informado al pueblo, organizarlo en torno a sus necesidades para concretar un cambio sustancial en la dura realidad de la mayoría de las familias mexicanas. Debe pues, aceptar con orgullo el echarse a hombros la revolución que representa la 4T.
En solidaridad con nuestras generaciones, una de nuestras principales responsabilidades debe ser salir en búsqueda de todas y todos aquellos jóvenes a los que los pasados gobiernos de PRI y del PAN condenó al olvido, a la exclusión y a la marginación. Aquellos jóvenes a los que se les negó el acceso a la educación, se les negó la posibilidad de un empleo digno y que ante la desesperanza que trae consigo el neoliberalismo, se les arrastró al camino de las conductas antisociales: presas fáciles del mundo del narcotráfico, siendo, precisamente ellos, las principales víctimas de la simulada guerra contra el narcotráfico.
Lo dijo Fidel Castro: Revolución es sentido del momento histórico. Somos afortunados de vivir en estos tiempos, tenemos en nuestras manos la regeneración de México, el presidente Andrés Manuel López Obrador la ha iniciado y contamos con la posibilidad y el honor de ser nosotros quienes lleguemos a concretarla. Tenemos la fortaleza y energía que en la mayoría de los casos brinda nuestra condición biológica de juventud para no desperdiciar ni un segundo y entregarnos por completo a la tarea que conlleve al renacimiento de México.
La Historia, siempre justa, aliada con el tiempo, no se equivoca; recompensará a quienes antepongan sus intereses para entregarse a su patria, mas aún en momentos de revolución, así mismo, se encargará de castigar y condenar al olvido a aquellos que se empeñan en detener un proceso de transformación que no lo para nada ni nadie.
“El que abandona todo por ser útil a su patria, no pierde nada y gana cuanto le consagra” Simon Bolivar
Marcelino Gómez Brenes. Licenciado en Administración Gubernamental por la Universidad Autónoma de Chihuahua. Activista, fundador e integrante del Consejo Nacional de Morena. Delegado Regional del Gobierno de México en Chihuahua. Precursor de los Comités de Defensa de la 4ta Transformación.
@Gomez_Brenes