El pasado viernes, en una jornada inédita de 19 horas, la dirigencia nacional de Morena consolidó un mecanismo transparente, pulcro, firme y quirúrgico, que les permitió superar uno de los más grandes desafíos políticos del partido obradorista y transitar a una operación cicatriz tersa y con pocos exabruptos.
Muchas personas analistas de la política nacional llenaron párrafos completos sobre el proceso de selección de coordinaciones estatales para las 9 entidades en disputa en 2024. Las plumas opositoras hablaban de dedazos e imposiciones desde Palacio Nacional, también hablaban de simulación. Otras desconfiaron de las encuestas y de la metodología. Incluso al interior del propio partido había incertidumbre e incredulidad.
Se auguraban hecatombes y fracturas irreconciliables entre los diferentes grupos locales que disputaron, durante más de medio año, las 9 Coordinaciones Estatales de Comités en Defensa de la 4T, es decir las candidaturas de Morena a las gubernaturas.
Para valorar y dar justa dimensión a lo que pasó el viernes, primero es necesario entender la complejidad de la coyuntura interna de Morena:
- El debilitamiento permanente a nivel nacional de los partidos opositores a la llamada Cuarta Transformación, Acción Nacional, PRI y PRD. En casi todas las plazas existe un alto escenario de competitividad en el que hasta estados como Jalisco y Guanajuato tienen posibilidades de ser gobernados por Morena y sus aliados.
- En cada uno de los estados hay grupos muy diversos, con visiones e intereses diferentes. Morena al ser el partido en el poder no puede cerrarle la puerta a nadie que quiera sumar a favor de lo que Claudia Sheinbaum ha llamado, » la construcción del segundo piso de la 4T». Ya sea por convicción o por interés, varios grupos políticos con todos sus pasados o todos sus argumentos, se valieron de importantes estrategias, recursos o mañas para garantizar salir con la victoria en las encuestas.
- El fantasma de la fractura rondaba a la Coalición Juntos Hacemos Historia con el caso de Coahuila en el que el irreconciliable conflicto entre Armando Guadiana y Ricardo Mejía dio como resultado la derrota de esta coalición ante el candidato del PRI, Manolo Jiménez.
- ¿Cómo superar entonces el desafío de evitar las fracturas, incluir a la diversidad de grupos en un proceso que casi asegura la gubernatura de las entidades al margen de lo que pase en las urnas?
El método de encuesta y la transparencia del proceso fueron la clave.
Minutos antes de iniciar las 9 ruedas de prensa y reuniones para anunciar el resultado de las encuestas nadie en ningún equipo de las y los candidatos tenía certeza de nada. Salvo periodistas de conveniencia y anhelo, nadie más se atrevía a adelantar nada, ni a asegurar nada. La experiencia nos ha mostrado que en la política siempre hay filtraciones, siempre hay quien se emociona y adelanta. Pero esta vez no pasó.