Sí, lo acepto, como millones de personas en el mundo, tomé un curso para “motivarme a trabajar sobre las metas del 2025” lo cual no está mal, hay por supuesto hábitos que reforzar y algunos que descartar. Tener la prospección de querer vivir mejor en todas las áreas de la vida es muy natural, lo que no lo es son los sesgos de género, y la mayoría de las veces la falta de perspectiva socioeconómica en estos procesos, en donde no se evidencian los privilegios que se necesitan para acceder a ellos: dinero —hay de muchos precios, algunos muy costosos—, el equipo para tomarlos —desde una computadora hasta un celular inteligente— y, sobre todo, el tiempo. Con el discurso de “vamos, tú puedes” en esta “cultura del esfuerzo” que el sistema capitalista prioriza; con la visión de que si no tienes más recursos, es porque no te aplicas, porque no te levantas temprano —no importa que vendas tacos hasta la una de la mañana en la calle principal de tu ciudad, no importa que te levantes a las cinco de la mañana para realizar tus labores del hogar antes de salir a dejar a los niños a la escuela e iniciar tu ajetreado día—, no le hablan a los 37.7 millones de personas en pobreza moderada y 9.1 millones en pobreza extrema, que de acuerdo al Coneval viven hoy en México… Porque si no tienes más, ¡es porque no te esfuerzas!
No hay visión social pero sí mucha testosterona. En el curso que tomé, se iniciaba con un toque de diana (se toca en bases militares de todo el mundo para marcar el comienzo del día de servicio y para que los miembros del servicio se reúnan para el pase de lista): ¡a levantarse temprano!
Un discurso individualista, con un lenguaje invasivo —que raya en lo intrusivo— generalizado, sin tomar en cuenta las particularidades, pues éramos más de 40,000 personas (por cierto, mi duda es cómo pagan los impuestos correspondientes si no te dan recibos). Todas las sesiones estaban enfocadas en la hiper producción, “haces, luego existes” … En fin, fue una experiencia interesante, podríamos decir que con algunos aciertos (los menos) y muchos cuestionamientos. Se preguntarán si hay otra forma de trabajar metas y accionar sobre ellas. Sí, hay cursos (pocos) que se plantean desde una perspectiva feminista, humanista, desde el autocuidado y no la autoexigencia al extremo, desde el autoconocimiento, y no desde el lenguaje bélico de lucha, desde la colectividad y no desde la individualidad, porque siempre hay otra forma de ser y siempre hay otra mirada, el próximo año… ¡a elegir mejor!