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Educación y nuevas habilidades digitales

Con la revolución tecnológica, el capital humano debe contar con habilidades que se articulen efectivamente con la Inteligencia Artificial y la robótica; Habilidades que aún con la automatización no se hayan alcanzado, para seguir siendo parte de la cadena de productividad.

Más de 70 años han transcurrido desde los orígenes de la revolución digital, y es a partir de ese momento que el mundo del trabajo comenzó a no ser el mismo.

Actualmente, muchos de los empleos que se han creado con las nuevas tecnologías demandan una formación educativa mayor y específica. Dado que ya hay empleos al borde de la extinción, la relación entre el capital humano y la empleabilidad es más compleja que en otras décadas.

La automatización está remodelando el mundo laboral mayoritariamente en tareas rutinarias; la utilización de robots y algoritmos nos invita al desarrollo de habilidades complementarias con la IA y los robots, por lo menos en un mediano plazo.

La educación adquirida debe ser de innovación, digitalización, programación de software. Se trata de una educación que le apueste a la fuerza laboral ya no del futuro, sino del presente. La revolución tecnológica es condición en la formación de nuevos perfiles si lo que se busca es ser un país que aproveche las grandes oportunidades que ofrece el mundo, y que cualquier persona tenga igualdad de oportunidades.

Sin embargo, al ser México un país en vías de desarrollo, con características sobresalientes de desigualdad, el nivel de formación de la gente adulta es dispar. En consecuencia, no es rara la enorme brecha que tiene el país con otros en lo referente a las competencias y habilidades tecnológicas para resolver problemas.

El razonamiento analítico, crítico, creativo y original; el liderazgo; la proactividad; las habilidades sociales; la inteligencia emocional; el dominio de lenguaje verbal, corporal y de varios idiomas, y el compromiso mezclado con formación técnica de alta dirección hacen valiosos en un mediano y largo plazo a los seres humanos.

En lo individual, la sugerencia es que las personas encuentren su espacio en los procesos productivos y prosperen en el mundo cambiante y dinámico en el que nos tocó habitar, con nuevas ocupaciones con enfoques reformadores. El desarrollo de habilidades adaptativas y de flexibilidad serán las que determinen la continuidad en el mercado laboral.

Mientras tanto, los gobiernos ya deben entender cuáles son las tendencias de los mercados y realizar las políticas que se anticipen a la formación requerida por la globalización. No hay cabida para pretextos, los algoritmos que rastrean internet y mapean las vacantes que actualmente ofrecen las empresas indican cuáles son los requerimientos actualmente.

Además, gracias a las tecnologías es más asequible la inversión educativa, eliminando las barreras que antes detenían el progreso de las juventudes de acceder a educación de excelencia.

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