Pluma Patriótica

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Efecto de arrastre: crisis conservadora, oportunidad para la Transformación

Faltan apenas 7 semanas para que sea elegida la primera mujer Presidenta de los Estados Unidos Mexicanos. El resultado es inevitable: Claudia Sheinbaum será la próxima Presidenta.

Desde el inicio de la campaña, las voces conservadoras predijeron un repunte inminente en las preferencias de su candidata. A pesar de haber transcurrido la mitad del periodo de campaña, las preferencias se mantienen estables en términos generales, con una clara ventaja para la propuesta de continuidad en la transformación.

Además, el 7 de abril, se llevó a cabo el primer debate presidencial, y a partir de ahí la propuesta del PRIAN ha sufrido un colapso notable. La candidata opositora ha protagonizado una serie de errores diarios; su desempeño en el debate será recordado por años como un espectáculo lamentable, dicho no sólo por los simpatizantes de la transformación, sino también por varios comentrócratas que no pudieron ignorar lo evidente, lo que refuerza la percepción general de su falta de idoneidad para liderar el país.

El fenómeno electoral conocido como “efecto de arrastre” se manifiesta cuando los votantes perciben que una propuesta tiene una alta probabilidad de triunfo. Esta percepción puede llevar a algunos votantes a abstenerse de votar por opciones que perciben como perdedoras, asumiendo que su voto no tendrá un impacto significativo en el resultado final. Por otro lado, puede llevar a que aquellos que aún no han decidido su voto se inclinen por la opción que consideran va a ganar. La influencia de este comportamiento puede ser determinante en el desenlace de las elecciones.

Este fenómeno, ampliamente estudiado en psicología, observa cómo las conductas y creencias se propagan entre las personas, de manera similar a las modas, donde la probabilidad de adopción de una conducta o creencia aumenta con el número de personas que ya la han adoptado. El efecto de arrastre tiende a manifestarse hacia el final de las campañas electorales, cerca del día de votación. En esta etapa, algunas personas optan por respaldar propuestas o partidos que perciben como ganadores, influenciados por la cobertura mediática o los resultados de encuestas.

En retrospectiva, este fenómeno se evidenció en las elecciones del 2018, con el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, generando lo que se conoció como el “tsunami guinda”, una victoria electoral de una magnitud sorprendente para muchos, incluido el propio Movimiento de Regeneración Nacional, que no esperaba tan buenos resultados.

La estrategia política del conservadurismo ahora se verá reforzada: defender lo indefendible para no perder ese 25% de simpatías que aún conservan. Aunque saben que han perdido la contienda presidencial, buscarán obtener el mayor número posible de curules, tanto de elección directa como de asignación proporcional. Para lograrlo, reforzarán la estrategia de guerra sucia en comunicación, lanzando una serie de mentiras con la esperanza de que, mediante la repetición, éstas se perciban como verdades. Si ya es evidente este comportamiento, prepárese estimada persona lectora, porque se viene la saturación de lo más sucio que hemos visto en campañas electorales. El PRIAN está aterrado de las consecuencias del efecto de arrastre.

Las propuestas de continuidad en la Transformación pueden capitalizar hábilmente el efecto de arrastre. Al resaltar encuestas favorables, una cobertura positiva en redes sociales y el respaldo popular, la campaña puede crear una sensación de inevitabilidad de victoria electoral. Es el momento de centrarse en mensajes persuasivos que enfaticen la percepción de que el triunfo es inminente y que apoyar la transformación es unirse al lado ganador. Esta estrategia puede generar un impulso adicional a medida que se acercan las elecciones, atrayendo a aquellos que desean respaldar al ganador percibido y aumentando así las posibilidades de éxito electoral, lo que permitirá no solo lograr el plan C, sino también reducir la representación plurinominal de las  listas del PRIAN.

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