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El cinismo como plataforma política

México necesita una oposición que ofrezca una plataforma política acorde con las necesidades de nuestro país. El enriquecimiento del debate nacional y de la esfera pública solo se dará cuando el Gobierno de la Cuarta Transformación, así como las fuerzas políticas que lo acompañan, tengan frente de ellos una oposición seria y con visión de Estado.

Hoy, la oposición en México está cooptada por personajes carentes de legitimidad, cuya única plataforma política pareciera ser el odio hacia López Obrador. A esta oposición la motiva una peligrosa obsesión por obstruir cualquier intento transformador del actual gobierno, como si su propia sobrevivencia política dependiera de ello.

A punto de comenzar la nueva legislatura, la lógica dictaría que la oposición tomaría como una nueva oportunidad el siguiente periodo legislativo, erigiéndose como una opción atractiva, repleta de propuestas y soluciones que resulten interesantes para el electorado. Una agenda conjunta de las bancadas opositoras que se enfoque en los pendientes del actual gobierno podría contribuir en el fortalecimiento de las instituciones nacionales y de nuestra propia democracia.

Pero la oposición sigue sin entender que gran parte del hartazgo de la sociedad con respecto a ellos se debe a su falta de legitimidad producto de su involucramiento en casos de corrupción y de abuso del poder. Gran daño le hacen a sus partidos personajes como Ricardo Anaya, Marko Cortés, Margarita Zavala o Alejandro Moreno, por mencionar solo algunos.  Su única plataforma política es la de reventar el gobierno que encabeza el presidente López Obrador.

En días recientes, en un nuevo acto de cinismo, Ricardo Anaya decidió emprender una campaña mediática para posicionarse como un perseguido político. En el colmo de lo absurdo y rayando en el insulto, personajes del PAN decidieron apoyarlo diciendo “si tocan a uno, nos tocan a todos”.  Que dichos personajes se apropien de un lema asociado a un problema tan grave como la violencia de género para tratar de lavarle la cara y defender a un personaje como Ricardo Anaya, resulta insultante y preocupante.

¿Es esta la calidad de la oposición en México?  Una oposición que miente, engaña y tergiversa los hechos para encubrirse no tiene cabida en nuestra democracia ni en nuestra sociedad. Menospreciar el dolor de victimas de feminicidio con tal de defender a uno de los suyos es una nueva afrenta de estos personajes hacia todos los mexicanos.

En política se debe discernir, sin embargo, cuando los únicos argumentos presentados por la oposición son el odio, el clasismo y el descaro, ponemos en riesgo nuestra democracia pues convertimos a la mentira y al cinismo como plataforma política. México necesita de una clase política opositora que no escude sus trapacerías en mentiras.

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