Desde el triunfo electoral del 2018 el partido en el poder ha tenido la segunda transición más importante en la corta vida desde su creación. La importancia de entender la naturaleza de este gobierno radica principalmente en entender los orígenes de los propios movimientos que desde las diferentes luchas apelaban siempre por la regeneración nacional. La lucha contra la precarización laboral, por la educación pública y gratuita, por la vivienda digna, por nuestro petróleo, por el campo, por nuestro maíz, por la justicia para nuestros desaparecidos y también por la vida de las mujeres.
Entre varios de los movimientos –aunque en la actual coyuntura ciertos sectores no lo reconozcan– el movimiento feminista también ha sido parte del origen del actual gobierno, sin embargo y por razones obvias al contexto, aquel movimiento feminista se gestaba de una forma totalmente diferente a partir, muchas veces, de visibilizar la necesaria participación de las mujeres en otras luchas populares que no eran ajenas como la lucha campesina o la sindical.
Muchas mujeres que hoy en día reivindican el feminismo, se formaron en momentos claves para la historia política actual del país; por ejemplo, el terremoto de 1985 que trajo consigo una de las más ejemplares formas de organización popular ante la incompetencia y el desinterés de los neoliberales, organización donde las mujeres, desde el movimiento popular crearon el Comité Feminista de Solidaridad para apoyar a un sector de costureras que como muchas otras, lo habían perdido todo. También ante el fraude electoral del 88, las mujeres se sumaron a la indignación y el reclamo organizándose entre ellas y creando una agenda política que reivindicó la lucha feminista para fundar diversas coordinaciones de mujeres como la Benita Galeana donde se aglutinaban mujeres de diferentes sectores populares y que hoy forman parte de la Cuarta Transformación.
Hacer este ejercicio de memoria es fundamental para entender que la 4T no es solo un hombre, somos también feministas y aliadas quienes luchamos por construir un matiz feminista en este proceso colectivo. Algunas desde las calles y otras desde espacios de tomas de decisiones en el ejecutivo y en el legislativo; muchas de las últimas formadas también en las calles y el movimiento feminista popular.
Es por eso que el día de hoy la coyuntura nos demanda a las militantes feministas de la Cuarta Transformación dos responsabilidades muy concretas: en primer lugar nos demanda como gobierno hacer valer nuestra voz y nuestros orígenes en una política de Estado en la que las mujeres podamos vivir sin miedo para que de la mano –más que del presidente– de todas las feministas y aliadas dentro del gobierno, podamos consolidar una estrategia que nos garantice una vida sin violencia machista; en segundo lugar nos demanda como movimiento, echar un vistazo atrás al acompañamiento de los sectores más vulnerados donde también hay mujeres: construir un feminismo popular de la mano de las campesinas, las sindicalizadas, las trabajadoras del hogar, las indígenas y las mujeres de las periferias.
Este 8 de marzo es obligación nuestra, de las mujeres que a diario construimos la Cuarta Transformación, salir a las calles a marchar, como lo hemos hecho todos los años, nunca respondiendo a la derecha oportunista, siempre desde y con las mujeres del pueblo.
Zianya Martínez. Feminista, militante de morena, del movimiento estudiantil y de la chinaca feminista. Economista y gestora intercultural en formación.
Twitter: @zianyismar