Con el inicio de la Transformación de la Nación hace cinco años, México entró, a su vez, en un nuevo modelo económico que fija sus intereses en distintas cuestiones que antes no eran prioridad. Viendo al pasado, hemos de analizar los más de veinte años de imposición de la teoría neoliberal que vivió nuestro país, entendiendo que los resultados en este periodo no fueron ni de cerca los mejores y que con mucha suerte en algunos ámbitos son pasables.
Durante la actual administración, la visión es que la inversión proviene del ahorro interno; la creación un mercado nacionalista que nos permitiera desarrollar un sistema de ahorro interno, que a su vez nos lleve a un proceso de inversión. De esta manera, el objetivo es generar un nuevo dinamismo económico, que permita hacer a un lado la dependencia del extranjero como principal motor del flujo de inversiones en México.
La demanda agregada ha ido en aumento durante los últimos años debido a la inversión en los proyectos nacionales, la instalación de nuevas empresas, acompañadas de los proyectos en infraestructura. Todo ello dio paso a un aumento en la producción, sumado al aumento en las tasas de interés que dieron espacio al resurgimiento de la idea de que el país genere su propio ahorro interno y con ello generar la inversión necesaria.
Se decía que el desempeño de los sectores de la economía debe analizarse tomando como referencia lo que sucede en el entorno externo y su devenir. Ahora, el Estado toma un papel de mucha mayor relevancia; ya que de él surgen estrategias que pueden permitir la supervivencia de los pequeños y medianos productores, a los cuales les habrá de destinar una mayor inversión; con el fin de que puedan aumentar su producción y con ello generar la capacidad de tener los recursos económicos con sus ventas para generar ahorros propios. En este sentido, los productores pueden, a manera de inversión, destinar los ahorros generados a sus empresas o campos, y así generar mayores producciones, mejores producciones, mejores precios y conseguir un mejor acomodo en sus factores de producción para poder potenciar la acumulación de capital.
No obstante, aún faltan algunos años para que esta política económica se llegue a estabilizar y podamos ver mejores resultados con los cuales se puedan hacer análisis económicos más prudentes. Por ahora, se puede asumir que el pensar hacia adentro nos ayudará como país a recuperar la producción interna, a lograr elevar el consumo interno y reavivar las economías familiares.
A partir de ahí podrían empezar a verse una serie de crecimientos en diferentes aspectos macroeconómicos. En consecuencia nos encontraríamos con una economía más vivida y que permitirá a las familias con esfuerzo y trabajo hacerse de un patrimonio sólido, y no seguir con más del 40 por ciento de la población con pobreza de patrimonio, como menciona el Coneval.
@SantiagoGarMont
Estudiante de Economía en la Universidad Autónoma de Zacatecas.