Por: Román Meyer Falcón
El pasado viernes dos de febrero tuve el privilegio de acompañar al Presidente López Obrador en la inauguración del Malecón de Villahermosa, obra que la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) ejecutó a lo largo de tres años con gran esfuerzo y dedicación. Sin temor a equivocarme, puedo afirmar que se trata de uno de los proyectos de construcción y rehabilitación de espacios públicos más importantes en la historia del estado de Tabasco y de todo el sureste mexicano y, por consiguiente, vale la pena hacer un recuento de sus alcances multidimensionales.
La obra consistió en la intervención de cerca de 40 hectáreas, a lo largo de 3km en cada lado del Río Grijalva, a la altura del centro histórico de la ciudad y de la zona conocida como “las Gaviotas”. En un área total equivalente a 19 Zócalos de la Ciudad de México, se construyeron o rehabilitaron distintos espacios recreativos como plazas, canchas deportivas, skateparks, jardines, cafeterías, locales comerciales y espacios culturales. Destaca la renovación de la Zona CICOM, el complejo cultural más importante de la ciudad, —que alberga el Teatro Esperanza Iris, el Museo Regional de Antropología y la Biblioteca Pino Suárez— y, al otro lado del río, un deportivo donde se rehicieron canchas y campos y se construyó un skatepark.
Otro elemento muy significativo del proyecto son las obras diseñadas en favor de la movilidad sostenible: se hicieron andadores, banquetas amplias, cruces seguros, carriles de baja velocidad, una ciclovía de 5.6 kilómetros y paradas de autobús. Además, se instalaron estaciones para embarcaciones de transporte público fluvial en la ribera.
En relación con las acciones de infraestructura, sobresale la mejora de la red de agua potable y del alumbrado público, la instalación de líneas eléctricas subterráneas, la renovación del alcantarillado pluvial y sanitario y la construcción de un sistema de 1.3 kilómetros de tablestacado, una estructura de acero hincada en las orillas del río (en algunos casos estas estructuras tienen hasta 20 metros de profundidad), que fortalece el margen y contiene las corrientes, previniendo riesgos de inundaciones.
La intervención supuso también el rescate de más de 12 hectáreas de la ribera, donde se sembraron 2,200 árboles endémicos de bajo mantenimiento y se habilitaron juegos infantiles, bancas, mesas, áreas contemplativas, andadores, alumbrado y pequeños parques pensados para coexistir con el río. Esta área riparia, adyacente al cauce, es un espacio que se pensó para inundarse naturalmente en época de lluvias, cuando el caudal crece, y resurgir en tiempo de secas para que los habitantes vuelvan a disfrutarlo y recorrerlo, en armonía con la naturaleza.
Ahora bien, si bien lo anteriormente descrito se refiere a los aspectos físicos del espacio, éste, también tiene otros fines: detonar cambios sociales, económicos y ambientales de gran alcance. En ese sentido, en su diseño se buscó que fuera un espacio accesible y, seguro, que ayudara a recuperar la relación de Villahermosa con el Río Grijalva, que fue por mucho tiempo el eje de la vida social y económica. La intención primordial es que la gente se encuentre y vincule con y a partir del río; que éste no sea una barrera geográfica que divida socialmente a la ciudad, sino un centro articulador de flujos y actividades, en favor del desarrollo sostenible.
En adelante, se espera que el Malecón contribuya a regenerar la zona centro de Villahermosa con su oferta de servicios culturales, deportivos, gastronómicos y de recreación tanto para las y los habitantes como para el turismo nacional e internacional. La activación del espacio detonará múltiples actividades económicas e interacciones sociales positivas, que generarán empleos y valor, contribuirán a mejorar la seguridad, disminuirán desigualdades y fortalecerán la conexión con el entorno natural, en favor de la conservación ambiental. A una semana de su inauguración me da gusto ver en redes sociales que ya hay una comunidad de parkour que invita a más personas que disfrutan del mismo pasatiempo a usar y aprovechar los espacios.
El proceso de construcción en sí mismo, ya trajo muchos beneficios tangibles: se invirtieron casi 3,000 millones de pesos, se crearon 15 mil empleos, se mejoraron servicios públicos básicos y se fortalecieron los márgenes del río para evitar que se desborde y ocasione inundaciones. Pero al ser un proyecto integral, que, además, se ideó con base en los consensos internacionales de desarrollo sostenible, se espera que pueda detonar cambios muy favorables y a gran escala en el mediano y largo plazos. A este respecto, cabe mencionar que, como parte de la intervención, la Sedatu, el Municipio y el Estado se coordinaron para elaborar un Programa Parcial de Desarrollo Urbano del Río Grijalva, el cual servirá para incentivar un crecimiento ordenado de la zona en los años por venir.
En suma, el Malecón de Villahermosa tiene el potencial no sólo de mejorar el bienestar individual y colectivo de miles de personas, sino de convertirse en un ejemplo de cómo una obra de espacio público, diseñada con visión y cuidado, puede ayudar a cambiar, para bien, patrones de desarrollo urbano. Así, el proyecto, más allá de sus cifras y logros técnicos, simboliza una invitación a repensar nuestra forma de vivir, interactuar y crecer como sociedad y a seguir trabajando en favor de ciudades más humanas, resilientes y sostenibles en el país.






@MeyerFalcon
Secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano.
Gobierno de México