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El próximo programa de apoyo a mujeres de 60 a 64 años

Un paso hacia el reconocimiento y la justicia social

La virtual Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha propuesto una medida que abonará en el reconocimiento de la deuda histórica hacia las mujeres que han dedicado su vida al cuidado de sus familias. Su propuesta consiste en la creación de un nuevo programa social que beneficiará a mujeres de entre 60 y 64 años, proporcionándoles tres mil pesos bimestrales, es decir, la mitad de lo que reciben actualmente las personas beneficiarias de la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores.

Este programa, que se espera entre en vigor en 2025, podría concretarse este año gracias a las nuevas mayorías legislativas del plan C. Está fundamentado en principios de la economía feminista. Para entender su importancia, es esencial diferenciar entre dos conceptos clave: la economía productiva y la economía reproductiva.

La economía productiva se refiere a todas las actividades que generan bienes y servicios con valor de mercado, como la agricultura, la manufactura y los servicios. Este tipo de trabajo es remunerado y se contabiliza en el Producto Interno Bruto (PIB), que es el valor total de todos los bienes y servicios producidos en un país durante un año.

En contraste, la economía reproductiva incluye todas las actividades necesarias para el mantenimiento y reproducción de la fuerza laboral, como el cuidado de niños, personas mayores, tareas domésticas y el cuidado de la salud en el hogar, entre muchas otras. Este trabajo, mayoritariamente realizado por mujeres, no es remunerado ni reconocido en las cuentas nacionales, a pesar de ser esencial para el funcionamiento de la economía productiva.

La carga de trabajo en la economía reproductiva recae desproporcionadamente sobre las mujeres. Mientras que el trabajo productivo es remunerado, el trabajo reproductivo no lo es, a pesar de ser vital para la sostenibilidad de la sociedad. Ejercicios realizados para valorizar el trabajo de cuidados establecen que, si se pagara el trabajo en el hogar, esto equivaldría a la mitad del PIB, es decir, sería equivalente al costo de la mitad de todo lo producido en un país año con año. Este enorme trabajo es realizado por las mujeres, quienes históricamente han sido asignadas a estas tareas sin recibir reconocimiento económico.

Es necesario reconocer y valorar el trabajo no remunerado que tradicionalmente realizan las mujeres. Es fundamental abordar las disparidades en salarios y oportunidades entre hombres y mujeres, promover políticas que apoyen la conciliación de la vida laboral y familiar, fomentar una distribución más equitativa del trabajo de cuidado entre hombres y mujeres, y proponer alternativas que consideren el bienestar y la sostenibilidad por encima del crecimiento económico.

El nuevo programa de apoyo a mujeres de 60 a 64 años refleja estos principios. No solo se trata de proporcionar un ingreso, sino de reconocer el valor del trabajo de cuidados y avanzar hacia una mayor justicia social. Este apoyo económico es un paso hacia la redistribución justa y el reconocimiento del trabajo no remunerado.

Claudia Sheinbaum ha señalado que, aunque este programa no compensa completamente el trabajo de cuidados y la deuda histórica que se tiene, pero es un avance significativo en el camino correcto. Es un reconocimiento tangible del papel crucial que juegan las mujeres en nuestra sociedad y una medida concreta hacia la construcción de una igualdad de género real.

Finalmente, quiero mencionar que para plantear estas líneas retomé una cátedra impartida por la economista e investigadora Julia Evelyn Martínez, de una ponencia que tuve el gusto de escuchar hace algunos años, así como la obra de Mercedes D’Alessandro, economista y escritora argentina, a quienes recomiendo ampliamente leer de primera mano para profundizar en estos temas fundamentales, y en cuyas ideas me apoyé para compartir mi opinión en esta ocasión.

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