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El regreso de la derecha a Panamá

El triunfo de José Raúl Mulino en las elecciones presidenciales de Panamá marca el regreso de la derecha al poder, pero lo hace acompañado de preocupaciones en torno a la corrupción.

Ganó los comicios de una sola vuelta con el 34% de los votos, según el Tribunal Electoral de Panamá, y ha prometido formar un «gobierno de unidad nacional» lo antes posible.

Mulino es el delfín político del controvertido expresidente Ricardo Martinelli, quien fue inhabilitado de postularse a la presidencia debido a una condena por lavado de dinero. A pesar de esta situación, Mulino manifestó su apoyo a Martinelli, asegurando que tiene la intención de ayudarlo a evitar cumplir su condena de 10 años de prisión, alegando una supuesta persecución política injusta.

La estrecha relación entre Mulino y Martinelli ha sido clave para la base de votantes de Mulino. Durante su campaña, el presidente electo visitó a Martinelli en la embajada de Nicaragua, y su campaña divulgó imágenes de ambos juntos, enfatizando su alianza política.

Ricardo Martinelli fue presidente de Panamá entre 2009 y 2014, y su gobierno estuvo marcado por el escándalo y acusaciones de corrupción. Además de su condena por lavado de dinero, Martinelli enfrenta otros cargos relacionados con espionaje ilegal, desvío de fondos y abuso de poder durante su mandato.

La corrupción es un tema que preocupa a los panameños, y la estrecha asociación entre Mulino y Martinelli ha generado inquietud sobre el posible retorno de prácticas corruptas al gobierno. Mulino, a pesar de prometer políticas de transparencia, ha sido criticado por su falta de distanciamiento de Martinelli.

El presidente electo es un abogado de 64 años con una trayectoria política marcada por la controversia. Ha trabajado en el sector privado y ocupó cargos ministeriales bajo la presidencia de Martinelli, donde fue ministro de Justicia y luego de Seguridad Pública. Durante su gestión, adoptó políticas de «mano dura» que provocaron críticas debido a la represión de protestas y el uso excesivo de la fuerza.

Panamá se encuentra en medio de una desaceleración económica, con una deuda pública que asciende a US$47 mil millones, o la mitad del PIB. Además, el país ha experimentado recientes protestas por el costo de vida y la gran desigualdad social.

Aunque Mulino ha prometido regresar a los tiempos de “bonanza económica” del gobierno de Martinelli, los expertos advierten que las condiciones económicas actuales pueden dificultar ese objetivo.

El regreso de la derecha al gobierno de Panamá bajo la presidencia de Mulino, con su estrecha relación con Martinelli, plantea preguntas sobre la dirección futura del país y su compromiso con la lucha contra la corrupción.

Si bien la base electoral de Martinelli fue clave para la victoria de Mulino, el nuevo presidente tendrá que demostrar su capacidad para abordar los problemas del país sin caer en prácticas corruptas.

Lombana, el candidato que pudo ganarle a la corrupción de Mulino—Martinelli, no logró ganar las elecciones por ser relativamente nuevo en la política panameña y, aunque atrajo a muchos votantes jóvenes y descontentos, su falta de experiencia política pudo haber influido en su capacidad para obtener un apoyo más amplio.

La llegada de la derecha alerta a los diferentes gobiernos progresistas de Latinoamérica, porque, aunque las personas conozcan los escándalos de corrupción, estos pueden ser influenciados por fake news, como el actual caso de Panamá, donde diversos informes demuestran que la campaña de Mulino, influenció de manera directa en los votantes para quitarle votos al candidato progresista Ricardo Lombana.

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