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El regreso de Trump

Donald Trump logró regresar al despacho oval, luego de su salida dramática y abrupta en 2021, pues no aceptó los resultados de las elecciones presidenciales de 2020, lo que provocó la toma del Capitolio, al mismo tiempo, su salida por la puerta trasera al no asistir a la toma de protesta de Joe Biden.

Muchos comentaristas estadounidenses aseguraron que el “trumpismo” ya estaba “muerto,” sin embargo, sucedió todo lo contario en 2024. Ahora entrará a la Casa Blanca un Trump victorioso al ganar en el Colegio Electoral, así como el voto popular y el control de la Cámara de Representantes.

Cabe señalar que la derrota de Kamala Harris dejó un mal sabor de boca a todos los demócratas. No es ningún secreto que este Partido se encuentra en una franca decadencia.

De manera urgente, el Partido Demócrata necesita una renovación y una democratización, dado que es lo más antidemocrático que existe en Estados Unidos al estar controlado por las dinastías Obama y Clinton que no permitieron la candidatura presidencial de Bernie Sanders ni la de Robert F. Kennedy Jr.

Por si no fuera poco, el gobernador de California, Gavin Newsom —quien puede encabezar a la oposición en la era Trump—, está recibiendo golpes políticos por los grandes y terribles incendios que se originaron en Los Ángeles.

Mientras que a nivel mundial habrá un reacomodo de fuerzas y a la par un cambio de la política exterior estadounidense, ya que, en primer lugar, Trump tratará de negociar con su par ruso, Vladimir Putin.

Recordemos que cuando entró al poder Joe Biden intentó borrar el primer gobierno de Trump- que tenía relaciones estables con Moscú- y retomar la agenda globalista de Barack Obama, por ello, de forma irracional, el demócrata comenzó a tensarla relación con Rusia al llamarle asesino a Putin y activar la guerra en Ucrania hasta llegar a las amenazas de una guerra nuclear como lo hizo su mentor.

Esta guerra será detenida por el nuevo gobierno, aunque no se resolverá la raíz del conflicto que se originó desde 2005 con la “revolución naranja”, dado que no va a terminar hasta que se le asegure a Rusia que no va a ingresar Ucrania a la OTAN y que se le respete el territorio anexado.

Con respecto a China, a mi punto de vista, la relación será muy compleja porque hay que recordar que en el primer mandato de Trump se inició una guerra comercial, por lo que Biden se vio obligado a continuar con esta política que no tiene retorno.  Es más, al corte de que se realizó este artículo, TikTok ya dejó de funcionar en EE. UU., luego de la decisión del Tribunal Supremo.

Por otro lado, Trump ya está amenazando a nuestro país con cambiar el nombre del Golfo de México, además, de catalogar a los narcotraficantes mexicanos como “terroristas,” cuyas amenazas tienen tintes geopolíticos.

Quizá usted se preguntará: ¿por qué? Pues, comencemos por el primer punto. Esta narrativa de cambiarle el nombre al Golfo de México por el “Golfo de América” tiene como objetivo poseer el control de sus pletóricas reservas de petróleo que se encuentran en aguas profundas.

Desde hace mucho tiempo, los geoestrategas estadounidenses —entre ellos Nicholas Spykman— han manejado el concepto, “El Mar Mediterráneo de América”, que abarca el Golfo de México y el mar Caribe que en total son 4.200.000 kilómetros cuadrados.

Por eso, no es gratuito que quieran derrocar al gobierno de Nicolás Maduro, dado que Venezuela tiene las mayores reservas a nivel mundial de petróleo que se ubican en el mar Caribe.

En cuanto a los cárteles mexicanos, es el pretexto para que el ejército estadounidense pueda intervenir en el norte de México, en donde se encuentran las cuencas de Burgos y Sabinas que poseen campos petroleros muy ricos.

Por esa razón, preocupa que algunos personajes de la política mexicana, sobre todo, los opositores al gobierno de Claudia Sheinbaum promuevan esta narrativa de que México es un “estado fallido”, lo cual es una tontería completamente.

Quienes piden esa tipificación deberían darse una vuelta a Libia y Siria para que vean el desastre humanitario que ha dejado EE. UU. con su “lucha” contra el terrorismo, la cual, más bien, es una lucha por el territorio y por los recursos naturales.

Además, Trump, también, quiere el control del Canal de Panamá y comprar Groenlandia para contrarrestar el poder comercial de China y Rusia, cuyo país posee una gran ventaja por su expansión territorial en la zona.

Es claro que la agenda de Trump es intervencionista como lo fue cuando gobernaron los expresidentes James Monroe y James K. Polk. En fin, el mundo ya cambió después de las 00:00 horas de este 20 de enero.

 

 

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