El rumbo de Greta

El rumbo de Greta

En las últimas semanas, Greta Thunberg se colocó en el centro de atención del debate mundial, interpuso una demanda global en el centro de atención de la élite internacional. El cambio climático se ha colocado como una de las principales preocupaciones de la juventud en el mundo. Por diversas razones, Greta sí es escuchada a diferencia de cientos de miles de activistas, tal vez por su edad, por su nacionalidad, por su posición de ‘privilegio’ o porque está siendo ‘manipulada’ por empresas ‘verdes’ para acelerar la transición ecológica. De cualquier manera, pensar que el destino de la lucha ecológica y el de Greta están predeterminados es negarse a entender y analizar la coyuntura. Será la coyuntura, la juventud, la correlación de fuerzas, la que determine el destino de la lucha ecológica. El rumbo de esta batalla puede tener varios desenlaces:
a) Responsabilidad individual: Muchos piensan que la solución al calentamiento global pasa por un cambio individual en los hábitos de consumo, en la generación de basura de cada persona, y no por la de las grandes empresas. Básicamente, es la repetición de aquel dogma neoliberal: “el cambio está en uno mismo”. Esta narrativa ha estado in crescendo y con ella las empresas más contaminantes están muy cómodas pues la responsabilidad no recae sobre ellas, sino sobre los consumidores que ‘demandan’ sus productos. Si bien es cierto que hay un grado de responsabilidad en cada persona por el cambio climático, el mismo es muy menor. Y me temo que un cambio en nuestros hábitos no generará mayor impacto en la reducción de las emisiones de dióxido de carbono.
b) Capitalismo ‘verde’: Existe una especulación sobre un posible lobbying verde encabezado por socialdemócratas suecos, dueños de empresas ‘verdes’, que estarían financiando a Greta. Un posible desenlace puede ser acelerar la transición hacia las energías renovables sin tocar los fundamentos de la producción capitalista; es decir, una especie de capitalismo’ amigable’ con el medio ambiente, un capitalismo ‘verde’, donde el ‘libre mercado’ solucionaría el problema poniendo más impuestos a los que contaminan más (una gran falacia).
c) Cuestionamiento del modelo económico: Si vemos quiénes son los países que más contaminan, podemos observar una relación muy fuerte, entre aquellos más poderosos y los más contaminantes: China y EUA. La presión social debería ser más fuerte en estos países, demandando a las grandes empresas una reducción drástica de sus emisiones de CO2 y no dar el mismo grado de responsabilidad a Bolivia que a China, a Coca-Cola que a la pequeña empresa. Desde luego que es necesario que también las naciones que contaminan menos, de igual manera reduzcan sus emisiones. Sin embargo, el gran peso recae sobre las grandes potencias, aquellas que producen más del 40% del dióxido de carbono (China y EUA), que justamente parecen ser las menos interesadas en el tema.
Estos son los tres posibles destinos que enfrenta la lucha ecológica. En suma, suponer que el desenlace de esta pugna política está predeterminado da pie a la apatía. Será en la misma coyuntura donde veremos el destino de esta batalla, que hasta ahora parece decantarse entre la ‘responsabilidad individual’ y un capitalismo ‘verde’.

Alejandro Moreno Hernández. Licenciado en Geografía, UNAM-Universidad de Hamburgo. Primer lugar del Concurso Nacional de Tesis (2017), por la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales. Estudia la maestría en Ciencia Política en la Universidad de Essex.

@alexmrhdz

Otros textos del autor:
-Ni Pedro, ni Pablo
-¿El populismo como ‘parásito’? Una respuesta a Silva-Herzog

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