Los mexicanos hace tres años decidieron a través de las urnas poner fin a los gobiernos del antiguo régimen, un PRIAN que regresó con las mismas prácticas: robar, mentir y engañar. Abrimos paso para que la Transformación de todo México fuese una realidad, y por supuesto Jalisco no fue la excepción; aquí ganó democráticamente el actual Presidente de México.
Sin embargo, lamentablemente la frase «Jalisco se cuece aparte» se agudiza. El ejecutivo estatal ha traicionado la confianza del Pueblo, su llamada bandera electoral de «refundación» quedó por los suelos desde el primer año de gobierno al incumplir su promesa de no deuda; criticó fuertemente a su antecesor y decidió solicitar más de deuda, la cual actualmente asciende a casi 40 mil millones (fuente: Gobierno de Jalisco).
A un gobernante estatal cegado, preocupado y aferrado por sus aspiraciones presidenciales para 2024 no le ha importado transgredir los derechos humanos: un joven muerto golpeado por policías, desapariciones forzadas en aumento y miles de manifestantes lesionados en cada marcha por la defensa de causas justas es el saldo vergonzoso de este gobierno alfarista.
Quiso ser líder opositor del gobierno de México y fracasó, la llamada alianza federalista, meramente circo mediático para su plataforma política con gobernadores de oposición se desmoronó tras las elecciones del pasado 6 de junio, pues dejaron claro que la 4T se continúa consolidando.
La fuerte maquinaria de marketing político, que subsidiamos los jaliscienses para enaltecer la imagen del gobernador y maquillar lo que realmente ocurre en Jalisco, ha sido contrarrestada crudamente por los índices de violencia que superan la media nacional y encabezamos los primeros lugares en homicidios.
La intolerancia es el último eslabón en su fracaso rumbo a la presidencia… Mágicamente emuló las conferencias matutinas del Presidente; sin embargo, tienen una gran peculiaridad: si se tiene la gran fortuna de que acepten preguntas, no se permite discernir, incluso con pruebas en mano. Si alguien se atreve, es insultado por el propio gobernador con actitud amenazante. No todos los medios de comunicación son aceptados, incluso ni se toman la molestia de contestar solicitudes.
Jalisco merece mejores gobernantes con ideales democráticos a la altura del Pueblo que ya despertó, no virreyes intocables.